Vincent LaMarca es un detective de homicidios de Nueva York con una impecable hoja de servicios. Es un hombre íntegro que considera que el cumplimiento de la ley está por encima de todo. Pero, de repente, se encuentra investigando un caso, en el que el principal sospechoso es su hijo Joey, con el que apenas tiene contacto desde que se divorció de su madre.

Vincent lleva una vida solitaria y procura que ni su novia ni su mejor amigo interfieran en su trabajo. Durante la investigación, descubre hasta qué punto los conflictos familiares y su incapacidad para ser un buen padre han contribuido a desviar a Joey del camino recto.