Una nueva jornada en San Sebastián, la penúltima ya, y una nueva jornada marcada por la decepción. Si ninguna de las tres películas a concurso presentadas en la sección oficial han conseguido ganarse el respeto del respetable, peor recibimiento han recibido aun otros dos títulos españoles presentados fuera de la sección oficial que partían con alguna posibilidad entre la audiencia. De más a menos, para que no se diga, el título que mejor suerte ha corrido es 'Rampart', del realizador norteamericano Oren Moverman quien a última hora ha tenido que cancelar su visita a San Sebastián y cuyo trabajo previo, 'The Messenger', sigue inédito entre nosotros.

La cinta, basada en un relato ficticio del escritor James Ellroy autor del original que sirvió de base a 'L.A. Confidencial', es un thriller policiaco centrado en el descenso a los infiernos de un veterano, violento y reaccionario agente de policía de Los Ángeles encarnado por un sensacional Woody Harrelson, firme candidato al mejor actor y del que no sería para nada descabellado pensar como posible para los próximos Oscar. En la inmesa labor de Harrelson es la única parte que coincide prácticamente toda la prensa especializada, un agente de policia que se lo pondrá difícil al de José Coronado, y que en San Sebastián ha tenido una recepción algo más fría de la que tuvo en Toronto hace unos días dividiendo al personal entre los que vieron un enésimo retrato del abuso de autoridad y los que disfrutaron de un ejercicio de estilo de un nervio impecable.A partir de aquí de mal en peor, como se suele decir. Presentadas en la sección oficial ni la argentina 'Los Marziano', de Ana Katz, ni la griega 'Adikos Kosmos', de Filippos Tsitos, llamaron particularmente la atención. La primera, centrada en la enemistad entre dos hermanos vista a mitad de camino entre el drama y la comedia, va de más a menos y lo que empieza de forma prometedora va confirmándose, minuto a minuto, como un filme tan prescindible que no ha escapado a los tan temidos abucheos que en un marco como San Sebastián condenan al olvido a cualquier producción. Por su parte el filme de Tsitos, una tragicomedia en torno a un policia que perdona a todos aquellos que han delinquido por causas mayores ajenas a su voluntad, si bien puede que no haya sufrido tantos abucheos al finalizar la proyección esto es debido a que ha sido mayor el número de indignados que habían marchado de la sala mucho antes del toque de campana. No, suerte más bien poca.

Pero lo dicho, si poca fortuna se ha visto en la sección oficial menos aun se ha visto fuera de ella. Especialmente doloroso es el caso de 'Verbo', la muy esperada (y prometedora) ópera prima del cortometrajista Eduardo Chapero Jackson que tras una serie de retrasos por fin verá cómo será distribuida en cines este próximo mes de noviembre, y que no ha convencido a casi nadie. Visualmente interesante y con detalles muy logrados, a pesar de que pocos dudan de forma magnánima de que sea una apuesta sugerente, personal y distinta esto no le ha servido para solventar un filme fallido, excesivo y algo extraño para la gran audiencia, y en el que al igual que le suele ocurrir a Tarsem Singh ('La celda') la apuesta visual de Chapero Jackson ha doblegado la narrativa ahogando así las posibilidades de un filme que el cineasta en ciernes no ha sabido controlar. Pero peor aun ha sido la recepción de lo nuevo de David Trueba, 'Madrid, 1987', un filme con el que si uno es optimista se puede consolar gracias a las más que correctas presencias de unos muy desnudos (para mal) José Sacristán y (para bien) María Valverde, pero que siendo realistas, básicamente, ha sido descrito por la gran mayoría como una fábrica de ronquidos sin oficio ni beneficio, un filme aburridísmo al que pocos han sobrevivido en plenitud de facultades.

Lástima que 'Extraterrestre', segundo filme de Nacho Vigalondo, no se ha enfrentado contra la crítica y ha sido vista fuera del círculo "de los entendidos". A juzgar por las carcajadas y el aplauso del respetable al final de la proyección, según dicen por ahí, sus méritos le habrían valido más que de sobra para salvar la jornada... y algo más. Pero esa ya es otra historia y es muy tarde como para contarla. Hasta mañana.

Click aquí para más información

Por Juan Pairet