Después de la relativa indiferencia causada por títulos como 'La reconquista' (suerte de versión española de 'Antes del anochecer' cuyo segundo tramo torpedea los logros de su estimable primer tramo) o 'Fuego en el mar' (cuya constante divagación la sitúan a la altura de un fondo de escritorio ocasionalmente llamativo), el alocado desparpajo del anime japonés 'Your Name' ha sido tan bien recibido como disfrutado. Makoto Shinkai reincide en el camino trazado por 'Viaje a Agartha' mezclando al Mamoru Hosoda de títulos como 'La chica que saltaba a través del tiempo' con el melodrama romántico adolescente (un tanto barato) de Federico Moccia.

Imperfecta, irregular y con algún que otro momento desconcertante (los interludios musicales por ejemplo no es que sean especialmente oportunos...), la cinta cuanto menos sirve para comprobar lo estimulante y la riqueza de la animación japonesa, un potencial arrollador que en oriente intentan exprimir mientras que en occidente, por contra, se tiende demasiado a menudo a la condescendencia de limitarlo a ser un complemento del Happy Meal. Buena prueba de ello es este alocado 'Your Name' incluso a pesar de ser un título, en verdad, menor y relativamente fallido.

La que no es ni un título menor ni un título relativamente fallido es 'Después de la tormenta', cinta del también cineasta japonés Hirokazu Koreeda que se posiciona, película a película, como uno de los realizadores más solventes y regulares de la actualidad. Una garantía de la que esta su última película no es una excepción. Pocos como él para retratar lo cotidiano de manera tan cercana, delicada y humilde y a la vez tan ligera como para que su perspicacia, en manos del espectador, entre con suavidad bajo una apariencia de insignificancia que crece en nuestro interior.

No es la mejor de Koreeda... pero sí es una película de Koreeda, cuestión que deja en fuera de juego a la primera.

A quién si le queda mucho por aprender como director es a Ewan McGregor. La 'Pastoral americana' de Philip Roth le ha quedado grande a quién, como tantos otros, no parece haber forzado en su primera incursión tras las cámaras. Una cinta correcta en todos los frentes y de un acabado formal inmaculado, pero a la que le falta vida. McGregor apenas consigue rascar en la superficie de la historia de cómo el sueño americano acabó con la leyenda de Seymour Levov, “el Sueco”, con un relato timorato de un clásico americano al que, a pesar de sus buenos modales, no le hace justicia.

No será la mejor ópera prima que uno pueda ver... pero nos sirve al menos para comprobar que Jennifer Connelly ha debido de hacer algún tipo de pacto con el diablo.

Continuará...

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex