Si el tiempo es oro, 'El oro del tiempo' es una baratija de un Todo a 1 euro (y gracias). Tan emocionante como pasarse una tarde viendo caer la lluvia. Gota tras gota. Y gota tras gota. De pronto escampa y uno es libre de salir a la calle, momento en el que nos damos cuenta que teníamos tan poco qué hacer que no hemos perdido el tiempo, sólo lo hemos malgastado.

La vida no espera y el tiempo pasa. Programar una película así a las 9 am es sin duda un acto de fe que, por su parte, añade más valor si cabe a los valientes que hacemos caso del despertador. La vida no espera y el tiempo pasa, si ese era el mensaje se entiende, de sobra, y se puede dar su bendición al mensajero. Ahora bien, es un bofetón rematado con un "¿Ves como duele?" que desespera.

Y de una sorpresa desagradable a una sorpresa muy agradable, de nombre 'Dioses y perros'. Un muy convincente Hugo Silva encabeza el reparto de este en apariencia drama sobre un boxeador bastante más sustancial y acertado que por ejemplo 'Alacrán enamorado', con o sin Bardem de por medio. Por lo pronto aportando sentido del humor y un buen medido andamiaje "de barrio", que no pugilístico, en donde todo fluye con agilidad y convicción.

No deja de ser un posado, un filme muy de cara a la galería en donde en todo momento descubrimos al director David Marqués forzando la máquina para aparentar ser lo que de forma natural no alcanza a ser. Y si obviamos una banda sonora sencillamente espantosa, su esfuerzo se ve recompensado gracias a un reparto solvente, unos requiebros cómicos enriquecedores y una buena capacidad de síntesis: no hay de más ni (casi) de menos. Un filme práctico y directo, no es LA película pero si ES una buena película, tal vez algo superficial como deja claro su abrupto final pero que cumple, de sobra, para con un material con el que hubiera sido más fácil caer a la lona que mantenerse en pie.

Mantenerse en pie también se mantiene 'Toastmaster (El maestro del brindis)', si bien es una producción que a nivel muy personal me ha irradiado una sensación inmaculada de apatía. Un ¿y a mí qué? muy serio, vaya. Soso antes que flojo y que uno acaba viendo como quien ve llover... pero sin fijar la vista en las gotas de agua. Esto es, como quien mira hacia la nada y por pura inercia. Y porque escabullirse de una sala de cine es de cobardes.

Pero para indiferencia la causada por la mexicana 'La vida después' en una incursión casual en el Territorio Latinoamericano. Por la película, sí, un título fallido que empieza muy bien para luego hundirse en la indiferencia a pasos agigantados; pero no por el debut como realizador de David Pablos, un nombre que presenta su candidatura como promesa a tener muy en cuenta. La puesta en escena, montaje y dirección son sencillamente notables, siendo un viaje hacia ninguna parte realmente sólido y muy lindo de apreciar. De hecho, es posible, que sea un filme a recuperar una vez "la vida después" le confirme... si es que se cumple la promesa. Estaremos atentos, desde luego.

Continuará...

Por Juan Pairet Iglesias

Click aquí para más información