La 24 edición del Festival de Málaga comenzó oficialmente con 'El cover', el debut como guionista y director de Secun de la Rosa, conocido por siempre como Tony, el hermano gay de Mauricio Colmenero. Un debut bienintencionado pero con no pocos problemas, quien sabe si por iniciativa propia o a causa de las circunstancias, siendo este uno de los muchos rodajes a los que "el covid" partió por la mitad.

Es evidente que la película nace con el propósito de ser un homenaje a aquellos que integran la cara B de la música en directo: Gente que nunca llegará a ser nadie y se gana la vida emulando a los que si lo son. Esos 15 minutos de gloria reformulados como 15 minutos de felicidad. Esos 15 minutos durante los que podemos soñar despiertos. Y no tan de fondo la ciudad de Benidorm como un personaje más.

Una fábula romántica y musical a la que precisamente le salva el ir de frente. Que lo que a veces cuente sea la buena intención. Desde el principio, y hasta el final queda claro qué tipo de relación pretende con el espectador, aunque sólo llegue a ganársela muy de vez en cuando. La intención la salva de sus propios males, la de un jugoso planteamiento pateado por su tosca representación.

'El cover' es un artificio al que no sólo le falta credibilidad como tal, sino que además se permite el lujo de desaprovechar y despilfarrar lo que de por sí tiene. Las ideas y los ingredientes están presentes pero sin apenas desarrollarse más que lo básico, y lo justo para que sean los actores los que nos saque una sonrisita cómplice para con su entusiamo, que no para su decepcionante melodía.

Mucho mejor y más lograda está 'Con quien viajas', el más que interesante debut como guionista y director de un tal Martín Cuervo. 80 minutos a bordo de un coche con Salva Reina, Ana Polvorosa, Pol Monen y Andrea Duro de Madrid a Albacete que aguantan muy bien, desde el principio y hasta el final. Incluso a pesar de unos efectos visuales que no siempre pasan tan desapercibidos como deberían.

E incluso a pesar de las interpretaciones de Reina y Monen, uno por exceso y otro por defecto. A Martín Cuervo sólo le hubiera pedido jugar más al despiste con un guión siempre demasiado centrado en la trama. No hay pista en falso ni conversación gratuita a lo largo de un trayecto que podría haber durado media hora más. Tampoco un desarrollo de personajes que les de una vida al margen del viaje.

Sí, es una película muy apañada y resultona capaz de extender la premisa de un corto a un largo con éxito: No es fácil aguantar a cuatro personas encerradas en un coche sin que exista ni un sólo bajón, de ritmo o de interés, en todo el trayecto. Pero no hubiera estado de más que la trama fuera algo más que una excusa para este por otro lado, efectivo y simpático cruce entre comedia y thriller.

Continuará...

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex