'Vida' (T3) - Estamos aquí
Cuando pienso en 'Vida' no puedo dejar de relacionarla con la versión norteamericana de 'Shameless'. En mi cabeza al menos, ambas series juegan en la misma liga aunque el acento y la duración por capítulo puedan ser distintas. Cada una con sus matices y particularidades, cada una a su manera, faltaría más, pero en esencia se podría decir que son dos caras de una misma moneda, la de ese "sueño americano" cada día más cercano a la pesadilla.
'Vida' se refleja en el rudimentario realismo urbano de 'Shameless', en una suerte de alternativa latina que traslada su acción de los suburbios de la ciudad de Chicago a los suburbios de la ciudad de Los Ángeles. En una suerte de alternativa latina que además, al igual que 'Harlots (Cortesanas)' o 'Dickinson', hace especial hincapié en su punto de vista femenino -aunque no necesariamente feminista...- tanto delante como sobre todo detrás de las cámaras.
Ahí es dónde quizá gana en esa relativa autenticidad que ha ido perdiendo 'Shameless' con el paso de los años, si es que la tuvo alguna vez. Relativa, pero no por ello menos sentida... sin por ello, a su vez, apartarse más que lo justo de la clara vocación lúdica de la familia norteamericana de los Gallagher. 'Vida' se siente como la representación de un sentimiento, propio y fidedigno, y aún más fuerte si cabe ahora que algunos quieren poner puertas al mar.
Estamos aquí.
Ahora bien, ¿dónde es "aquí" en un mundo globalizado que tiende, precisamente, a derribar todo tipo de puertas? ¿Quiénes somos, de dónde venimos, a dónde vamos? ¿De qué agua bebemos cuando dos o más culturas distintas se bañan en una misma fuente? ¿Qué es más poderoso, la sangre que corre por nuestras venas o los lazos que forjamos en la vida? ¿De verdad el hogar está dónde está el corazón? ¿Vivir, sobrevivir o resignarse a morir?
'Vida' dibuja de fondo todo este tipo de cuestiones, de forma distendida, a menudo sexualizada y sobre todo dinámica, también en esta tercera temporada lastrada, no obstante, por un punto y final se intuye que forzado por las circunstancias. Esta tercera, y también última temporada que corta las alas de una serie que prometía más, no necesariamente en calidad aunque sí en una duración que no repercutiese en una conclusión tan precipitada.
No, no es que nos deje a medias de un "cliffhanger" como por ejemplo 'El último hombre en la tierra', pero dista de la perfección accidental de por ejemplo el (estupendo) final de 'Mozart in the Jungle'. Como si fuera una decisión realizada en el tiempo de descuento, el último capítulo de esta tercera temporada se dedica a tapar los agujeros que permitan que el bote ponga rumbo al horizonte. A echar tierra sobre una inercia argumental que claramente iba a más.
Como la propia serie, beneficiada por un formato de fácil consumo al que narrativamente se adapta tan bien. A más, por pura inercia y con la suficiencia de aquellas series que le tienen tomada la medida a su propia medida. Que como los Gallagher se hacen fuertes en su particular reino, al menos, mientras la familia siga estando unida. Mientras la sigas reconociendo como si fuera tu propia familia, una de tantas que nos ha dado la televisión a lo largo de los años.
Lástima que el final de 'Vida' nos deje con ese poso agridulce que nos deja toda serie cuyo final deja cosas por decir. Muchas o pocas, da lo mismo, como tampoco eso tiene por qué empañar todo lo anterior: Una 'Vida' bastante satisfactoria que aún sin moverse de su propia zona de confort, al menos si ha logrado aquello que se proponía: Que la comunidad a la que dice representar pueda sentir que son algo más que los personajes de una telenovela.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
En esta segunda temporada de Vida, la cual constará de diez episodios por los seis de los que constó la primera, Lyn (Melissa Barrera) y Emma (Mishel Prada) se enfrentan a la difícil tarea de reconstruir el negocio de su madre, sufriendo increíbles limitaciones financieras, una creciente competencia en el mundo inmobiliario y un importante movimiento contra la gentrificación.
Lyn y Ema deben examinar las relaciones dentro de sus vidas, incluida la que une a ambas, viéndose obligadas a indagar en profundidad para descubrir lo que el legado de su madre significa para ellas.
La primera temporada de Vida se centra en la vida de dos hermanas mexicoamericanas del este de Los Ángeles que descubren que entre ellas no existe ningún punto en común. Tal es así, que las circunstancias les obligan a empaquetar su vida y regresar a su antiguo vecindario, donde se enfrentan al pasado y a la sorprendente verdad sobre la identidad de su madre.
Basada en el cuento 'Pour Vida' de Richard Villegas Jr., Vida está creada por Tanya Saracho.