'Undergods' - The Europe Zone
'Undergods' es una película con una producción compartida entre Reino Unido, Bélgica, Estonia, Serbia y Suecia pero, aunque España no esté entre estos nombres, su presencia en la película es muy importante. El madrileño Chino Moya es el encargado de dirigir y guionizar esta película, o lo que es lo mismo, es el responsable de que exista. Es su proyecto. Después de estar unos cuantos años dedicándose a la publicidad y los videoclips, decidió que ya era hora de ponerse en serio con ese largometraje que tanto tiempo llevaba queriendo rodar.
Lo que no esperaba (imagino) es que la ayuda le viniese de todas partes menos de España, llegando a meterse por medio incluso Ridley Scott con su productora. El motivo por el cual la película no tuvo implicación española en la producción es algo que desconozco, pero sí que está claro la razón por la que se fueron sumando productoras al proyecto. Y es que estamos ante el claro ejemplo de lo que puede conseguir un buen guion si se distribuye en los espacios adecuados. 'Undergods' es una película distópica pero tan sumamente humana que es normal conectar con ella al instante.
La acción se sitúa en una Europa en claro declive, pudiéndose entender que se debe a una terrible crisis económica que dejó trastocados mentalmente a unos y otros por diferentes motivos. Son las cuatro historias en las que se divide esta antología las que esclarecerán la situación y nos descubrirán como se comporta la sociedad en esta nueva Europa. No es una de esas películas de antología donde el hilo conductor es una excusa para que las historias vayan sucediéndose, pues Chino Moya lo utiliza como herramienta para dar contexto a la ambientación (una mezcla entre una película de los 70 por su aspecto visual y una de los 80 por el constante uso de sintetizadores en la BSO de Wojciech Golczewski) siendo capaz de crear un mundo distópico completo y detallado.
Tampoco es ese tipo de película distópica donde los lugares comunes son irreconocibles. Es una distopía que bien podría haber sido realidad si con la pandemia del COVID o con la crisis del ladrillo el sistema se hubiese roto por completo. Hay reacciones imprevisibles por parte de las personas, y algunas de las que tienen lugar durante la película son menos descabelladas que algunas que han ocurrido durante esta misma semana.
Su facilidad para situar al espectador en este mundo y que relacione elementos de él con su día a día es vital. Hace que el espectador se implique muy rápido. Pero hay otro punto realmente importante, que es su condición de género. Tiene un estilo visual marcado por unos tonos fríos (fantástica fotografía de David Raedeker) y una ejecución elegante, pero los personajes y todo el entorno que les rodea son de otra forma, mucho más anárquicos. Cada una de las historias parecen sacadas de 'The Twilight Zone'. A primera vista, por lo que puedes deducir viendo su cartel o algún fotograma suelto, es que estamos ante algo con tintes snob y aires de grandeza, pero está mucho más lejos de 'Black Mirror' que de 'Creepshow'. Tiene un punto de fábula, de cine negro, de comedia y de thriller psicológico. La narración de diferentes historias le permite jugar con varios géneros y desarrollar tramas que hablan de cosas distintas, aunque todas para llegar a la misma conclusión. Veremos cómo representa la obsesión, la perdida de identidad o la maldad, pero también tendremos altas dosis de ironía y algo de mala leche. El tono no es cómico, pero cuenta con un gran sentido del humor que os hará reír varias veces.
Sí es cierto que en ocasiones se nota de dónde viene Chino Moya, y algunas escenas donde se recrea por encima de lo habitual a nivel visual recuerdan mucho a los videoclips, pero es algo que destaca porque el resto de película es muy elegante y fina, centrada totalmente en hacer llegar al espectador su guion y todos los matices que este pueda tener, sin entretenerse demasiado en destacar las virtudes de Chino Moya detrás de las cámaras (que las tiene). Entre las cuatro historias, hay dos que son realmente buenas y otras dos que sirven más para dar contexto a este mundo, como he comentado antes. Pero en todas hay algo interesante, en todas Chino Moya consigue atraparte y con todas vas a acabar reflexionando, y ninguna tiene nada que ver con la anterior prácticamente a ningún nivel. Esta irregularidad no lastra en absoluto un conjunto sólido, donde sus 90 minutos de duración incluso saben a poco.
Fue la mejor película que pasó por el festival TerrorMolins en 2021 y ahora llega a Filmin. Habría sido genial un estreno en salas de cine, pero lo importante es que ha llegado a España, y estoy seguro de que generará mucho revuelo por redes sociales a medida que la gente la vaya descubriendo. El inicio de Chino Mayo en el cine es muy prometedor y ya estoy impaciente por ver cual será su siguiente proyecto. Con 'Undergods' se ha ganado un seguidor.
Nota: 7
Por Marc Sacristán García
@TheLebowskiMan