'Un minuto de gloria' - La (nueva) lección
Puede que se acuerden de ella. O tal vez no. Como también es posible que ni sepan de su existencia. 'La lección' es un híbrido entre el drama y el thriller que funciona a las mil maravillas desde su primera escena. Un círculo vicioso que cierra con una de esas moralejas que de tan bien hiladas, resultan irresistibles. Un filme muy efectivo, pero sobre todo con una inteligencia por encima de la media que, además, sabe hacer una cosa muy importante en esto del cine: Plantear un dilema con el que identificar a su protagonista con el espectador.
Como también presenta una inteligencia por encima de la media la segunda película de Kristina Grozeva y Petar Valchanov, quiénes con 'Un minuto de gloria' ratifican las buenas vibraciones que ya nos dejaron con esa mencionada "lección" que nos hizo acordarnos de sus nombres; al menos, a los "casuals" que como un servidor tuvimos la suerte de, a pesar del macabro mundo de la distribución cinematográfica, encontrarnos en el camino de aquella "pequeña gran película"... si es que esta forma de catalogar cualquier película se acepta.
Puede que menos redonda o fluida que su predecesora, o puede que ya bajo la expectativa de un segundo trabajo, el hecho de que delante de las cámaras Margita Gosheva cuente en este caso con el apoyo de Stefan Denolyubov permite dar a la cinta una mayor amplitud. Mayor amplitud aunque menor intensidad, y siempre con 'La lección' como referente, un contenido menos insidioso a pesar de contar con una perspectiva más completa. La que permite una doble narración que dicho en lenguaje llano, abarca (algo) más a costa de apretar (algo) menos.
Otro relato en apariencia sencillo que parte de ese "te podría pasar a ti" tan sibilino para con el espectador para retratar, con pasmosa naturalidad, una de aquellas historias que ahora mismo dan sentido a los periódicos sin el envoltorio, faltaría más, del sensacionalismo barato a lo Yahoo!. El resultado, lo dicho, puede no resultar igual de sorpresivo o inesperado, si bien lo compensa con un repertorio más amplio de matices sobre los que meditar mientras se aguarda a la expectativa que despierta el paso por la pantalla de sus títulos de crédito finales.
O un título por encima de la media que, en cualquier caso, invita a reflexionar después de su visionado; por ejemplo, durante la posterior y más que obligada parada en boxes bajo la amenaza constante del "¿Y tú que habrías hecho?".
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex