'Todos lo saben' - El hombre que nunca estuvo allí
'A propósito de Elly', 'Nader y Simin, una separación', 'El pasado', 'El viajante'... la de Asghar Farhadi es una de las marcas registradas con más encanto del mercado cinematográfico actual. En 'Todos los saben' el consolidado cineasta iraní vuelve a tratar la complejidad de las relaciones humanas en el entorno familiar a su manera, como cabe esperar, con una obra que oscila continuamente y de manera indisoluble entre el thriller y el drama. Como cabe esperar.
De su argumento, como siempre, será mejor que nos olvidemos. Dejemos que evolucione libremente en pantalla sin que sea necesario conocerlo de antemano: Si conocemos a Farhadi, una de las marcas registradas con más encanto del mercado cinematográfico actual, ya sabemos qué podemos esperar... más o menos, siendo 'Todos los saben' una nueva muestra de su talento, el talento que poseen los buenos y guapos para hacer que lo complicado parezca muy sencillo.
Podemos decir que 'Todos lo saben' es, por costumbre, una buena película que a pesar de un inicio titubeante se va asentado a medida que se desenvuelve. No obstante, y a diferencia de lo que ocurre con sus anteriores filmes, existe un relativo distanciamiento entre autor y obra, como si hubiera una barrera entre ambos que de hecho, existe: Aunque sea española, muy española a su vez se siente como una imitación. Una buena imitación, pero imitación a fin de cuentas.
Es, para entendernos, la ausencia de esa autenticidad que puede emanar de las películas de Pedro Almodóvar. O de los anteriores trabajos del propio Farhadi. De cuando un actor se dobla a sí mismo y aunque sea inconscientemente, sabemos que hay algo que no cuadra. Los pequeños detalles tal vez, esos pequeños detalles que pueden suponer una gran diferencia entre el que estuvo y el que nunca estuvo allí; entre el que cuenta una historia y el que cuenta un cuento.
El paso por la aduana, pero también el desaprovechamiento en gran medida de un reparto en dónde hay más nombres que personajes, turistas no siempre bien conducidos ni oportunamente dialogados antes que verdaderos activos de una causa reducida a los cabezas de cartel, y en nuestras cabezas, también, a un poso de poca reflexión y escaso impacto emocional. Una película reducida "a estar bien", simplemente, y bajo la sombra de un decorado erguido en el campo.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Le doy un 6,5.