'Smoking Club (129 normas)' - Porro mojado
El cine español está lleno de talentos incipientes y joyas en forma de largometraje que en su mayoría no reciben el apoyo que debieran. Que por ejemplo al genio de Carlos Vermut (por citar a uno de muchos) le cueste que le estrenen sus películas no es de recibo. Por ello hace especial ilusión cuando llegan trabajos como el de Alberto Utrera, que con la etiqueta de "indie" apuntan a algo diferente y que, con el apoyo de una pequeña distribuidora, se cuela en algunas salas y además apuesta por el VOD. Y por ello también y como creador de contenidos y consciente del trabajo que hay detrás, da especial pena atizarle en una reseña.
Que una crisis existencial lleve a un joven a montar con un socio un club de cannabis y que allí se reúnan personajes de lo más variopinto con historias paralelas que poco a poco ganan en intensidad de sucesos hasta una anunciada desde el primer minuto del film, explosión de crisis final, se hacía bastante apetecible. Tampoco es que esperara una mezcla de la adrenalina de Guy Ritchie, los diálogos de Tarantino y el in-crescendo de personajes disfuncionales de Álex de la Iglesia, pero el film resulta anodino y vacío. Mientras dedica excesivo tiempo a repetir las mismas secuencias a modo de "en esta mesa se vivió así lo que sucede" como si le faltara material para aumentar el metraje, deja de aportar aunque sea una mínima de personalidad y trasfondo a los personajes para que interese un mínimo lo que te dicen y les sucede.
La sinopsis habla más de los motivos para montar el club que el film, con un protagonista que no te transmite la crisis existencial que supuestamente sufre, en un intento fallido de hablar a cámara (sacándote de la atmósfera) cual libro de autoayuda barato. El resto parece estar de paso y con una pegatina en la frente y una frase podría resumirse su aportación y trascendencia. El personaje de la bloguera (por poner un ejemplo) se queda en un mero estereotipo, un chiste interno. Y las normas, que es de los temas principales y parte del título del film, parece ser una buena idea al inicio del proyecto que luego no supo introducirse en la película como parte de un todo y mucho menos como algo relevante.
Aunque seguro el director y guionistas tenían todo estructurado en su cabeza, falla en la ejecución. Algunas actuaciones son mejorables aunque voluntariosas, otras correctas y si me tengo que quedar con alguna es con Ángela Chica en el papel de "doncella de la abuela facha". Quizá le falte cannabinol y con ello todo hubiera fluido menos encorsetado, más relajado y natural. Que esperar al menos alguna risa en medios del caos final, pero ni tan siquiera eso. Aparte de la mencionada actuación y sus intenciones, si hubiera que quedarse con algo positivo, mencionaríamos el enclave y algún recurso visual puntual. Al final, por desgracia para la creatividad, el único fumado es el que puso "artes marciales" en la lista de géneros a los que pertenece la película.
Por Abrahán Guirao, AKA Calderilla
@Calde_Vila