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'Skyfall' - Cuando Bond cayó... y aprendió a levantarse

Vía El Séptimo Arte por 31 de octubre de 2012
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Cuando alguien cumple cincuenta años, ya mira al pasado con mejor cara que a un futuro con el que sabe que no puede jugar. Es hora de meditar a fondo sobre retirarse; sobre tomarse un más que merecido descanso y dejar paso a unas nuevas generaciones que piden a gritos aportar aire fresco y nuevas perspectivas para que la causa -la que sea- siga viva más tiempos... durante el que haga falta. James Bond, el archiconocido espía creado por Ian Fleming cumple precisamente esta edad. Medio siglo ha pasado ya desde la fundacional 'Agente 007 contra el Dr. No' y al espía estrella del MI6 la jubilación ni se le pasa por la cabeza. La demostración: su vigésimo tercera -que se dice pronto- película: 'Skyfall', dígase ya, una de las mejores de toda la saga, y firme pretendiente a ocupar el trono del rey, candidatura a la que sólo el tiempo y el reposo podrán dar credibilidad.

¿El ímpetu y energías renovadoras de la savia nueva, o el inconfundible y perenne encanto de la vieja escuela? Sobre esta eterna pregunta pivota buena parte de la nueva película de Sam Mendes, un director que venía de una aventura fílmica diametralmente opuesta a la que ahora nos concierne. 'Un lugar donde quedarse' contaba una historia pequeña, mínima. Estaba interpretada por actores casi desconocidos por el gran público, y desprendía aroma indie por todos sus poros. El único punto en común con su siguiente proyecto en la agenda: un mimo extremo por un guión que antes se erigía, por la raquítica envergadura del filme, como uno los únicos reclamos a los que podía aspirar, y ahora como un claro síntoma de cómo ha cambiado el enfoque desde el cual se aborda una de las figuras más legendarias de la historia del cine.

Como las marcas punteras, los responsables detrás de la inmensa maquinaria Bond saben que hay que renovarse para no morir. Buena cuenta de ello dieron en la impecable 'Casino Royale' (la segunda; la oficial). Asociándose con una de las cabezas pensantes hollywoodienses -no es un oxímoron- más de moda en aquel entonces, el dúo de escritores Neal Purvis & Robert Wade, encargados inamovibles de los guiones de la franquicia desde 'El mundo nunca es suficiente', vieron en el aclamado Paul Haggis un excelente socio para renovar a un personaje que empezaba a oler a rancio. Lo triste de dicho desgaste es que éste no era atribuible a Pierce Brosnan, sin duda uno de los mejores Bond, sino a unas historias cuya nostalgia por un pasado mejor creaba alrededor del súper-agente una burbuja impenetrable que lo aislaba del resto del mundo, convirtiéndolo en una rareza más y más desubicada a cada película que pasaba.

No fue hasta el año 2006 cuando se produjo el milagro en el Casino donde todo podía pasar... incluso que el más célebre bebedor de martinis con vodka admitiera que había perdido -desde hacía tiempo- su supremacía en el género de acción, y que por ello, tenía la imperiosa necesidad de fijarse en otros modelos para así recuperar la frescura perdida... y de paso demostrar que su estructura clásica era acoplable a las nuevas necesidades del público. Si ahora éste último se deleitaba con las peripecias del amnésico Jason Bourne, parido por el olvidado Doug Liman y engrandecido por Paul Greengrass, ¿qué tenía de malo prestar atención, tomar buena nota y tratar de seguir predicando con el ejemplo? Dicho y hecho, el nuevo 007 estaría encarnado por un actor de complexión anti-007; un bruto, una mole de músculos no obstante vulnerable, de mirada glacial y posado siempre amenazante que, caprichos del destino, se descubrió como el perfecto Bond para los tiempos que corrían.

Como la jugada hizo saltar la banca, cuando el crupier volvió a repartir las cartas, se probó suerte con la misma mano. 'Quantum of Solace', la incursión en el universo de Ian Fleming por parte del cumplidor pero en esos lares poco memorable Marc Forster, apostó, como se ha dicho, por el continuismo, lo cual satisfizo a los que venían escaldados de la anterior etapa Bond, pero defraudó a los que esperaban de ella un paso más; otro salto evolutivo que perfeccionara la nueva fórmula que había adoptado la saga. A todos ellos, gracias por expresar sus quejas... y por esperar pacientemente a que éstas tuvieran su respuesta. Una réplica caída literalmente del cielo que lleva por título, como no podía ser de otra manera, 'Skyfall'.

A la dupla oficial de guionistas (Haggis cae de la alineación titular) se le une John Logan, tan sesudo como experto en conectar con el respetable, de esto da fe un currículum plagado de películas que gozaron de una amplia aceptación por parte del público... quizás porque a éste se lo trató con la inteligencia que a veces -solo a veces- merece, sin olvidar que al César también le gusta asistir de vez en cuando al circo, para olvidarse de los problemas que torturan su ajetreada mente. El dúo acepta pues a un nuevo miembro y se configura así un dream team letal que pierde en densidad de trama pero gana en impacto emocional, y que efectivamente sigue la línea marcada en el debut de Daniel Craig en los menesteres de la licencia para matar, pero que al mismo tiempo perfecciona -más que innova-, siempre con la vista puesta en el mundo que le rodea, la mezcla de las sustancias que confirman a un James en plena forma.

Así, entre miradas al pasado (el planteamiento inicial está cogido de 'Sólo se vive dos veces', la aparición tardía del villano, que bien podría ser el hermano gemelo del Christopher Walken de 'Panorama para matar', se produce en un escenario casi idéntico al que marcaba la entrada en escena de Sean Bean en 'Goldeneye'...) que no olvidan el contexto actual, 'Skyfall' hace honor a la franquicia y se eleva apoyándose en lo que mejor sabe hacer, esto es, la conciliación de diversos frentes aparentemente irreconciliables. Como se ha dicho antes, lo antiguo contra lo moderno (confrontación constantemente mencionada en el propio guión), pero también la pirotecnia del espectáculo contra la etérea intensidad cerebral, así como los planteamientos autárquicos frente a la visión más globalizada (y por esto, más abierta a influencias externas) de los productos cinematográficos sin final a la vista.

Centrándonos en este último choque, si hace seis años el principal referente fue el fenómeno Bourne, ahora la imagen en la que busca reflejarse la criatura no es otra que la de Christopher Nolan. El actual gurú y redefinidor del cine acción es paradójicamente un cineasta que acostumbra a sentirse más bien incómodo en las escenas en las que fluye la adrenalina, pero que es lo suficientemente listo como para compensar sus carencias con virtudes que están por encima de cualquier cojera posible. Hablando en plata: ha llegado la hora de atar al héroe en el diván del psicólogo y hacerle vomitar todos sus traumas. Dar un fondo humano a la pose; al gesto; a la fachada supuestamente imperturbable... y sí, permitir también que de vez en cuando, la estrella del show estire las piernas y se relaje -más bien desfogue- como solamente ella sabe.

Siguiendo el manual, 'Skyfall' arranca de forma trepidante abriendo el típico álbum de fotos en la página de Estambul. En su gran bazar un hombre impecablemente vestido aparta bruscamente a la gente que se cruza en su camino con tal de dar caza a un peligroso asesino y ladrón que se ha hecho con un preciadísimo y peligroso dispositivo. En coche, en moto, en tren, a pie de calle o a través de los tejados, la persecución de apertura es un magnífico set piece que disipa a las primeras de cambio las dudas sobre la capacidad del teatral Sam Mendes a la hora de pasar por un peaje obligatorio que parecía excesivamente caro para sus aptitudes. Superada la traumática prueba de fuego, sigue la hoja de ruta y se impone la calma tensa encarada desde el primerísimo momento a construir un clímax final apoteósico, encargado de desenterrar la intimidad olvidada de un hombre al que se exigió abandonar su vida personal para entregarse en cuerpo y alma a unos valores que, tal vez, jamás existieron.

En medio, el encomiable viaje a las profundidades psicológicas de un micro-cosmos del que podrían escribirse infinitos tratados. El estudio viene una vez más aderezado por algunos de los choques de trenes antes comentados, y por el camino, por qué no decirlo, se pierde en intensidad (los mínimos se registran en la parada en Macao, donde la película se deja llevar más por unos clichés que en ese momento son el único motor de la historia), aunque nunca en la fuerza de un estilo visual (genial el juego de luces y reflejos en Shanghai) que plasma a la perfección la elegancia y magnetismo visual de los que siempre ha hecho gala el agente 007. Afortunadamente, toda flojera que pudiera haberse detectado se desvanece cuando por fin aparece el imprescindible némesis.

Javier Bardem se abona de nuevo a los peinados estrafalarios para ofrecernos una de las más brillantes composiciones dentro de la extensísima galería de villanos-Bond. El personaje de Silva, incómodo en todos los sentidos e inquietante donde los haya, es el mejor enemigo al que podía aspirar ahora mismo la saga. Ángel caído, imagen espantosa tanto de un posible como futuro como de la degeneración y el rencor cocinados amargamente con el paso del tiempo, lleva sus espeluznantes impulsos edípicos hasta las últimas consecuencias, llevando al límite al mundo del que es hijo. Suya es -casi- la mitad del prodigioso tramo final (en el que resurge la mística operística de bases nolanianas, impulsada por la impresionante banda sonora compuesta por Thomas Newman), ubicado en las Highlands escocesas y con reminiscencias del estupendo pseudo-western de Sam Peckinpah, 'Perros de paja'.

La otra mitad le corresponde obviamente al más grande. El mismo que, a sabiendas de que se está haciendo viejo (más aún en un mundo empeñado en avanzar a un ritmo frenético), no pierde la ocasión para crecerse ante la adversidad y reclamar con todos los argumentos a su favor, su sitio de privilegio en el olimpo del cine (sin géneros que valgan). James Bond, a sus cincuenta años, marca, saliendo de su madriguera pero sin perder la esencia original (en otras palabras, desmitificando con respeto), un nuevo tope en su dilatadísima carrera, uno que será muy difícil de superar. Sam Mendes y su equipo al completo han hecho un flaco favor al próximo capitán que se ponga a dar órdenes en esta costosísima nave. El lavado de cara -y de alma- empezado en 'Casino Royale' se ha completado, dejando en el proceso un rastro oscuro intensísimo que va a costar mucho borrar. Con la incógnita de saber si la vigésimo cuarta entrega va a optar por abrir un nuevo ciclo o por continuar con el actual (ahora que todas las fichas definitivamente se han puesto sobre el tablero), sólo queda una memoria en la que el producto se crece, así como la constatación de que, siguiendo las lecciones del más bondiano de los súper-héroes, el más famoso agente al servicio de su Majestad aprendió por fin que ciertos inputs llegados de fuera pueden ser enriquecedores, y no contaminantes... y entendió que, si nos caemos, es para aprender a levantarnos.


Nota7,4 / 10 

Por Víctor Esquirol Molinas

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Comentarios

  • Avatar de Indianajames
    Indianajames 11 de Febrero de 2013, 09:15:14 PM
    A mi la verdad que me encantó Skyfall, Bardem está genial!! Me gustó mas que Quantum Of Solace.

    La explosión del MI6 está muy bien hecha!!!
  • Avatar de Turbolover1984
    Turbolover1984 15 de Febrero de 2013, 12:09:02 PM
    Lo vintage está de moda

    Personalmente no soy un gran fan de la saga. No me disgustan pero tampoco me entusiasman y de todas las que hay he visto algunas, siendo un producto de consumo rápido y cuyo recuerdo no suele permanecer mucho en mi cabeza. Lástima que esta que nos ocupa se vaya desinflando tras un espectacular arranque, pero aún así resulta muy disfrutable.

    Arranca con una persecución sin tregua, un duelo a contrareloj por evitar que el enemigo escape con el archivo que contiene las identidades de los agentes secretos. Aunque visualmente haya alguna escena puntual que pueda cantar, en general es lo mejor en cuanto al género de acción que se ha hecho este año. La escena del edificio a oscuras con rótulos luminosos y el combate cuerpo a cuerpo es para enmarcar y vérselo una y otra vez.

    Guapas mujeres como siempre y un villano de nivel encarnado por Javier Bardem que pensaba que tendría más peso y más escenas en pantalla pero cuando aparece se luce. En general la película nos plantea una historia de venganza junto a un paralelismo constante (quizá demasiado repetitivo por momentos) entre la vieja escuela y los nuevos métodos, lo más tradicional contra la tecnología más punta. Aprovechan esto para vendernos a un Bond más mayor, machachado, lleno de cicatrices y que no está con sus cinco sentidos en el mejor momento. El concepto en general es interesante pero luego a la práctica, en los detalles y aunque seguramente sean cosas subjetivas o miradas con lupa, da la sensación de que todo no acaba de encajar al 100%. Tenemos momentos de macho alfa omnipotente que le salen bien más por pura suerte que por inteligencia o capacidad, supervivencia llevada al límite superando Daniel Craig a los villanos de la saga Scream y luego ya no solo subestimar al enemigo y torpeza propia que podría achacarse o perdonársele por negarse a reconocer que no está en su mejor momento, sino decisiones que parecen no ser lógicas o que chocan en el transcurso argumental. Es difícil de explicar dado que como digo son pequeños detalles.

    La parte final (incluídas secuencias que me recordaron a la saga Solo en Casa) está muy bien aunque deja con la sensación que quizá hubiera agradecido tener algo menos de metraje y que aunque de visionado más que disfrutable, es algo irregular y podría haber estado mejor y más viendo como decía, su sensacional arranque.

    Nota: 6'5
  • Avatar de jescri
    jescri 19 de Febrero de 2013, 09:58:37 AM
    Yo seré un poco la nota discordante. Como película me parece que está bien, pero no vi en ella la esencia de Bond como sí me ocurrió por ejemplo con 'Casino Royale'. ¿Dónde está el galán?, ¿y su arrogancia?. Éste personaje podría ser cualquier otro, pero nunca James Bond.

    Spoiler


    ¿007 llamando puta a M?, ¡ala vete!
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    Creo que además Sam Mendes no es ningún artista en las escenas de acción (especialmente en lo que respecta a las persecuciones, nada del otro mundo), y para colmo no llegó a convencerme la aparición de nuevos personajes como Ralph Fiennes, Ben Whishaw o Naomie Harris, por no hablar de la nueva "chica Bond", Berenice Marlohe, quien por cierto...

    Spoiler


    ...dura menos que un bizcocho en la puerte un colegio  :-[
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    Igual salvaría al villano, Javier Bardem, aunque he visto mejores villanos (sin ir más lejos me gustó más Philip Seymour Hoffman en 'M:I III').

    Total, que un 6 siendo generoso.
  • Avatar de Wanchope
    Wanchope 19 de Febrero de 2013, 01:08:33 PM
    Cita de: jescri en 19 de Febrero de 2013, 09:58:37 AM
    Igual salvaría al villano, Javier Bardem, aunque he visto mejores villanos (sin ir más lejos me gustó más Philip Seymour Hoffman en 'M:I III').

    Por el estilo, aunque la primera escena y/o aparición de Bardem es muy buena.
  • Avatar de Yeezus
    Yeezus 12 de Febrero de 2015, 04:50:40 AM
    Hay dos formas de ver esta película; Primero, o bien decides verla porque llevas bastante tiempo queriendo hacerlo, cargado de hype por el tiempo invertido en ser paciente hasta encontrar una buena oportunidad, por las constantes recomendaciones de amigos y conocidos que ya han visto el film o por el mero hecho de que te llame cualquier aspecto técnico o interpretativo de la película, y segundo, o bien vienes de haberte cargado las 22 películas anteriores de la franquicia James Bond y Skyfall, la 23ª, es la que te toca ahora. Evidentemente, si eres de los de la primera opción, tu opinión ya dista de los de la segunda, por que careces del factor nostalgia.

    Skyfall constituye un emotivo homenaje a toda la saga del agente secreto británico por excelencia. Es la película más sentida de las 23 hechas, la que más desarrolla su trama y a sus personajes, en especial a M (interpretado de manera más que genial por Judi Dench) sobre la que vira la trama principal. Quitando que como producto blockbusteriano funciona de manera fantástica, tiene un componente dramático que la hace preciosa. Esto, sumado a los incesantes Easter Eggs a la saga y a otras películas como Apocalypse Now por ejemplo la hace ser en su totalidad una película formidable. Está especialmente cuidada la profundización en los orígenes de Bond, de la que a buen seguro los fans de la franquicia estarán tremendamente felices de descubrir, y tiene como punto de apoyo y, se podría decir quizá, de mano derecha, al que es a buen seguro el mejor villano de la historia del Agente 007 (con todo el respeto para los Walken, Lee o Mikkelsen), que además es ESPAÑOL y se llama Javier Bardem. Su introducción es sencillamente oscarizable. La puesta en escena de Silva así como su teatralidad le hacen ser un antagonista perfecto.

    El epílogo de la película es como un sentido canto a toda un libro de historias inolvidables, unas más que otras, desde 1962. Es el círculo que se cierra, en aquel despacho donde se veía por primera vez a Bernard Lee recibir a Sean Connery en "Dr. No", en aquella sala de espera donde Lois Maxwell se presenta al propio Bond y a los espectadores a la vez como Miss Moneypenny, en aquel trajo ceñido y hecho a medida que año trás año han ido luciendo Connery, Lazenby, Moore, Dalton, Brosnan y ahora Craig. Skyfall es el fin de un libro que sirve como prólogo de otro cuyo primer capítulo es SPECTRE. Esperándole estamos, Señor Bond.





    That´s what I gladded to say.