'Separación' - No es (ni da) para menos
'Separación' tiene una premisa curiosa y un desarrollo aún más curioso. E intrigante, sobre todo muy intrigante, pulcro y armonioso a lo largo de los nueve episodios que dura su primera temporada, en una estilosa y personalísima obra con vocación y ambición de título de culto religioso instantáneo de principio a fin. No es (ni da) para menos.
¿Se puede separar el desempeño laboral de la vida personal? 'Separación' parte de esta cuestión y la lleva al extremo, jugando y divirtiéndose con ella; en especial, con sus personajes de manera tan desconcertante como fascinante. De una manera que pueda parecer arbitraria y caprichosa, pero con una clara intencionalidad no exenta de una mala leche y humor negro que van filtrándose poco a poco bajo su enigmática apariencia de calma y sosiego.
La apariencia es clave para sostener su embriagador encanto, como todo lo que lo rodea y dota de sentido a su deslumbrante y estilizada retórica audiovisual. 'Separación' viene a ser como introducir 'Black Mirror' en el mundo de 'The Office' bajo el prisma de 'Mr. Robot'. Una producción que, al igual que la 1ª temporada de 'Homecoming', trata un intenso thriller paranoico de los años 70 como si fuera un relato de ciencia-ficción de Charlie Kaufman.
Pero además 'Separación' es, también, una sátira capitalista de Costa-Gavras que pudiera haber hecho Alex Garland. Dos "autores" como puede que no lo sea Ben Stiller, si bien tras la estupenda 'Fuga en Dannemora' se consagra como algo quizá, tal vez, mejor. Un estupendo realizador capaz de hacer suyas diferentes propuestas a las que dota de una entidad y personalidad propias, amoldándose a cada trabajo sin que su orgullo suponga un estorbo.
Al igual que por ejemplo 'Estación once', otra serie coral y de historias cruzadas muy por encima de lo que pueda parecer, es posible que 'Separación' no sea una serie para cualquiera. Su intensa y vibrante calma, sus ocasionales extravagancias visuales, la ausencia de una hoja de ruta "para dummies" o su soterrado sentido del humor, de una seriedad totalmente informal, la convierte en una rara avis que destaca por esto mismo: no saber a qué atenernos.
La serie, de hecho, hace mella todo el rato en su carácter esquivo y enigmático que no hace sino acrecentar el estimulante misterio de cuanto la rodea. Es, lo dicho, tan desconcertante como a la vez fascinante, de tal manera que una vez se ha entrado nunca se quiere salir. No es (ni da) para menos; especialmente, tras un prodigioso noveno episodio que demanda más, MUCHO MÁS.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Yo no lo haré pero no me vendría nada mal que me hiciesen un video resumen de la primera temporada.