'Qué fue de Brad' - Vergüenza, la película
Brad Sloan es un tipo normal, con una familia normal, un trabajo normal, una casa normal y una rutina normal. Pero su conciencia le reprocha continuamente no haber hecho nada... ¿de provecho?. A punto de cumplir 50 (bueno, 47), entra en una crisis existencial ante algo inevitable: su hijo Troy se ha hecho mayor. En un viaje cómico, irónico y tierno padre-hijo por las facultades de Boston, Brad constata que todos sus ex compañeros han triunfado y él... no.
¿Pero qué puede hacer a estas alturas para que el mundo no se pregunte qué fue de él? Una buena pregunta, que además, un servidor también ha comenzado a preguntarse. En mi caso no son 50, sino los 40 (bueno, 38) los que me acechan tras una esquina que voy a doblar en apenas unos días. Da igual que uno se sienta muy joven, que la naturaleza no engaña, y a medida que pasan los años es inevitable mirar hacia... ¿atrás? ¿o hacia delante?
'Qué fue de Brad' es una sátira sobre la crisis de los 50 a modo de crítica de la vida moderna, muy en la línea habitual del cine indie norteamericano más comercial y/o accesible, que transita sobre esa fina línea que separa la comedia del drama y que como la vida misma, o en un intento al menos, nos resulta cotidiana, y cercana... y normal. Un tal Brad al que da vida Ben Stiller, fantástico en la piel (una vez más) de ese "cualquiera" que creemos que ya es.
¿Y quién es Brad? Un tipo normal y corriente frustrado por solo ser normal y propenso a cualquier humillación por resistirse tanto a crecer como a ser ese don nadie que la mayoría estamos condenados a ser. O Ben Stiller, la evolución americana (y con voz en off) del Javier Gutiérrez que hemos visto en 'Vergüenza', la serie de Juan Cavestany y Álvaro Fernández-Armero de la que esta película de Mike White podría ser una especie de secuela espiritual.
La variante seria, o respetable, o socialmente aceptable, o adulta del cine de Adam Sandler, con ese personaje cada vez más recurrente, más presente (y más agotado) del adulto que es incapaz de asumir, aceptar y comportarse como eso mismo, como un adulto. El pasado pasado es, y los sueños sueños son. Los 100 minutos de 'Qué fue de Brad' son, al igual que los 300 de la mencionada 'Vergüenza', tan simpáticos de ver como a la vez, incómodos.
Porque... en cuanto tenemos un mínimo de edad, ¿cómo no sentirse identificado aunque sólo sea parcialmente? El tiempo, causa y a la vez solución de todos los problemas, y este Brad, o este Ben, o este Juan que escribe, se ha de enfrentar a ese miedo que nos lleva a buscar nuestro nombre en Google como reafirmación personal. ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy? ¿Por qué o para qué levantarse cada mañana, día tras día...?
Y más importante, ¿cuanto queda de aquel joven sin miedo que a estas alturas se veía como el puto Rey del mundo? Padre e hijo, como el contrapunto bienintencionado entre aquel que siente que su tiempo, malgastado, se acaba y aquel que siente que su tiempo, aún por malgastar, está por llegar. Una parábola muy digna, satisfactoria y/o terrible a partes iguales qué es tanto de andar por casa que, en un momento dado, es fácil sentirnos como en casa.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Bien se podría acusar a Brad de ser un Gili***** de **** basicamente, tener una esposa que te "ama"( que te respeta, cosa que creo que yaaa estaaaa bien ) y un hijo que va para arriba con proyección, y trabajar en lo que te "gusta/querias" es cuanto menos para agarrarle del cuello y decirle un par de cositas.
Spoiler
Entre la comedia y el drama la pelicula se hace entretenida, Stiller la clava. Escenas bochornosas ( por actitudes del prota) y otras en las que uno acaba identificandose para mal :
Observar a cuatro chavales pasandose la pelota en el campus puede ser más doloroso de lo que uno podría pensar
Una de esas en las que deseas no acabar como el protagonista,¿O quizás sí?
Recomendable!
Posdata: tiene escena post-creditos ( solapada).