'Proyecto Lázaro' - La sin llegada de Gil
No se me ocurre nada más oportunista que recurrir a la comparación entre 'Proyecto Lázaro' y 'La llegada'... en el supuesto, claro está, de que esta última no hubiera sido dirigida con la finura con la que la ha dirigido Denis Villeneuve, capaz de traducir un guión en imágenes que se muestren una tras otra, una tras otra, de una manera tan orgánica como orgánico nos puede resultar que amanezca por las mañanas. Este es el principal problema de 'Proyecto Lázaro', que igualmente cuenta con un guión interesante, un talante digno y sobre todo, el potencial de un concepto poderoso al que sin embargo su director no sabe, o no acierta a traducir en imágenes de tal manera que estas parezcan su hábitat natural.
¿Puede ser porque el guionista y el director sean la misma persona? ¿Puede ser que porque, como director, no es capaz de tomar la suficiente distancia respecto al texto para visualizar más allá de las palabras, de las ideas en general buenas (como el Mind Writer) depositadas sobre el papel, se adivina, de manera muy ordenada y con meticuloso rigor? Esto es, dar algo de calidez a lo que así contado, con tanta contención, con tanto oficio, y con tanto celo, termina sucumbiendo a la falta de encanto que surge de la frialdad matemática. Incluso de la lógica, víctima de ese encadenado de ideas lineal y consecuente que conducen al grueso de los mortales del punto A al punto F pasando por B, C, D y E.
Mateo Gil carece de ese tacto que permite a cineastas como Villeneuve o Nolan jugar con este orden lógico. Prueba de ello es el progresivo declive de la propuesta, especialmente durante su segunda mitad, cuando hay que empezar a responder a la pregunta que toda película debe responder: ¿Por qué estamos aquí? Gil demuestra vocación, elegancia y mucha intención, especialmente sobre el papel, pero no acierta a darle el necesario empaque visual para que las palabras cobren vida en la gran pantalla. Para que las ideas expuestas se muestren de manera orgánica, imagen tras imagen, y de tal manera que estas parezcan en su hábitat natural fruto de una casualidad cósmica. O de lo que sea, que es lo de menos.
Gil se queda con 'Proyecto Lázaro' en un muy apreciable e interesante amago, más que suficiente como para vislumbrar lo que perfectamente hubiera podido ser esta suerte de 'Ex_Machina' a la española, una comparación que habla claro y alto de sus posibilidades como producción con marchamo de pequeño clásico sci-fi de pensamientos impuros y maliciosos. No obstante su tono excesivamente discursivo, frío e incluso calculador, tosco a la hora de pasar por A, B, C, D, E y F de manera secuencial, la privan de alcanzar aquello que alcanzo Alex Garland con su pequeño gran debut: naturalidad en un proceso que parece fruto del azar, no tanto de las reflexiones de un solitario escritor frente a un folio en blanco.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Le doy un 7.