'Mira lo que has hecho' (T3) - El fin de LA comedia
Vuelve la serie de Berto Romero, vuelve 'Mira lo que has hecho'. Y lo hace con una tercera temporada a la altura de su propio legado y buen nombre que reincide, cómo no, en la cotidiana sencillez y el ingenio a pie de calle que tan grandes hicieron a sus dos temporadas anteriores. Tan grandes, y a la vez, de nuevo, tan pequeñas: Seis episodios, una dulcísima golosina que de nuevo se deshace cuando apenas sí hemos empezado a degustarla.
Tan sólo son seis episodios más. Seis míseros episodios que además, por si fuera poco, se anuncian como los seis últimos episodios. Un tercio del total. En torno a dos horas y media de nuestra vida que, sumado a lo anterior, hacen un total de unas siete horas y media de serie. Y no habrá más, se acabó lo que se daba. Punto final. Maldigo al que pronunció "si lo bueno es breve dos veces bueno" por primera vez, también al que lo apunto en un papel.
No deja de ser lo que hay, no deja de ser lo que es: Una cata y/o degustación en la que todo sabe muy bien, pero que ni nos sacia el apetito ni nos llena el estómago. Y a la tercera más de lo mismo, poco que añadir ante lo que a estas alturas ya es, como espectadores, una evidencia ante la que nos rendimos y resignamos. No deja de ser lo que hay, no deja de ser lo que también es: Un vaso que está medio vacío, un vaso que también está medio lleno.
Un mal relativo... que ya se sabe: Lo bueno si es breve, dos veces bueno. Valiente cabrón. Seis nuevos episodios que de nuevo, como si fueran una versión televisiva ligeramente amarga de una pequeña caja de Ferrero Rocher. Algo más de dos encantadoras y deliciosas horas que buscan, y encuentran nuestra sonrisa cómplice y que a diferencia de la mayor parte de las comedias televisivas de este país, no dependen de un chiste enlatado. Ni mucho menos, hueco.
Su tercera temporada no es la excepción: 'Mira lo que has hecho' es una pequeña y sencilla representación de lo común y ordinario en donde el glamour surge de lo cotidiano, que no de ese costumbrismo a menudo tan de cuñado. Un pastel eminentemente cómico, a mitad de camino entre los 12 episodios de 'El fin de la comedia' y los 24 de 'Catastrophe', de nuevo, con un regusto amargo que ojalá fuera el plato principal en lugar de un postre.
Su tercera temporada no es la excepción, sino su consagración. O su ratificación. O simplemente su punto y final. Y bien está lo que bien empieza, lo que bien continúa y lo que bien acaba.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Lo sé, pero déjame tener esperanza Mi mente y
Spoiler
Pero sí, el final es redondo a la par que cerrado.
Ahora que lo dices, no estaría nada mal ver algún que otro capítulo especial como los de '¿Qué fue de Jorge Sanz?'. Ojalá. Prefiero eso a estirar la serie en piloto automático sólo porque tiene éxito.
Pues sí, sería una gran opción si tiene ganas de hacer algo pero no tantas ganas o material para una temporada entera.