El punto de partida de 'Mi mejor amigo' es un internado para chicos kurdos aislado en medio de las montañas del este de Anatolia. Cuando uno de los niños se pone misteriosamente enfermo, Yusuf, su amigo, deberá luchar frente a los obstáculos burocráticos impuestos por el régimen autoritario de su escuela para que se tomen en serio la grave condición del alumno, de tan sólo 11 años, y lo lleven al hospital. Pero todo parece ir en contra de tal fin. En una carrera que coge velocidad escena tras escena, seguimos de cerca sus intentos, que nos van desvelando el grave trasfondo de la situación ,a veces cómica de lo absurda que se nos presenta.

Con referencias a 'Los 400 golpes' de François Truffaut o '¿Dónde está la casa de mi amigo?' de Abbas Kiarostami, la maestría con que Ferit Karahan se suma a hablarnos de los traumas que pueden crear la educación es sin duda lo que hace de esta película un título de lo más destacable. El guión lo inspiró en su biografía. El director pasó 6 años de su educación primaria en un internado, y los miedos que todavía le acompañan son en gran parte el motor que lo llevaron a rodar esta película, que no deja de ser una crítica a las escuelas que perpetúan la tradición de difundir el miedo y lo utilizan como herramienta disciplinaria.

Además de crítica, la película sea probablemente una forma de expiación, de terapia, de transformación del drama en algo de lo que nos podamos reír; pues qué hay más eficaz que la risa para superar los traumas. Farit Karahan cita al psicoanalista Jacques Lacan mencionando el papel fundamental que juega la familia en la transmisión de valores de carácter social y cultural en los niños, y cómo, cuando este modelo es reemplazado por lazos artificiales, se puede dañar profundamente el orden social. Porque, recordemos, "controlar a los niños es controlar el futuro".

Con unos actores en su mayoría no profesionales y que comparten la experiencia de vivir en un internado como lo hizo el director, 'Mi mejor amigo' examina la prevalencia de las mentiras en sociedades y entornos oprimidos. Escuelas como la que retrata la película son, todavía a día de hoy en Turquía, comúnmente la única opción que tienen los niños de las zonas rurales para acceder a la educación. La historia de Yusuf es una anécdota que arrastra y cuestiona a todo un sistema basado en la tradición de infundir el miedo.

por Aina Riu
@aina_rv