'La hija de un ladrón' - Un pedazo de la vida de alguien
Visto lo visto, hay cosas que cuando las vemos parece que ya las hemos visto con anterioridad, ya sea en esta o en otra vida. A menudo, muy a menudo. Una sensación que además, por lo general, suele venir acompañada por el "y mejor contado" o de lo contrario, haríamos como si fuese la primera vez. Si pero no. Si, pero tal vez no.
¿Acaso queda algo por contar que no se haya contado de alguna manera? ¿acaso no todo se puede resumir en lo mismo, una y otra vez, una y otra vez con pequeñas y no tan pequeñas pero importantes y no tan importantes variaciones? ¿hasta que punto la vida de alguien es tan especial como para convertirse en algo realmente único?
Después de todo, ¿el arte de narrar no consiste en convertir una historia particular, personal e intransferible en una historia universal con la que poder identificarse como espectador, persona y portador de una entrada de cine?
En fin, que 'La hija de un ladrón' parece lo mismo de siempre pero a su vez, es algo distinto. Lo suficiente como para que su presencia en la Sección Oficial de un festival con serios problemas de autoestima y credibilidad como, no sé, por poner un ejemplo el de San Sebastián, mejore una media que no tienda al desánimo con premeditada senectud.
Belén Funes firma una apreciable y convincente ópera prima que funciona a la medida de su humilde ambición como ópera prima de gasto reducido, aportando al esquemático modelo del drama social "a lo hermanos Dardenne" un bienvenido toque de optimismo en el que nadie es necesariamente malo. En el que nadie es un pérfido peón.
Personas antes que personajes. Y la vida, que simplemente es así. La vida, que no se ceba con nadie más que lo justo como para que hasta dentro de una ficción, parezca de verdad. Y no hay mejor reconocimiento posible para un drama social: Parecer "de verdad", y no una excusa para dar pena. Un pedazo de la vida de alguien, que diría Lenny Nero.
Un pedazo de la vida de alguien bordado por la hija de un actor que no quiere "matar al padre".
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex