'Furiosa: De la saga Mad Max' - Dios es una persona
Era difícil estar a la altura de una película que en nueve años se ha consolidado como una de las más prominentes y respetadas del siglo XXI. Y casi por inercia o defecto de la historia del cine, al menos para muchos que aún siguen incluso sin saber que Mel Gibson fue durante mucho tiempo el único Max Rockatansky. Películas tan especiales como 'Mad Max: Furia en la carretera' son una minoría por una sencilla y simple razón: son el equivalente cinematográfico a un milagro. Y los milagros suceden. No se pueden reproducir.
Conviene aclararlo de inicio: puede que, como habrán intuido, 'Furiosa: De la saga Mad Max' no esté al mismo nivel que 'Mad Max: Furia en la carretera'... pero eso no quiere decir que no esté a la altura, ni tampoco que no sea un filme (casi) tan disfrutable como el de 2015. La diferencia fundamental es que aquella fue un milagro, mientras que la de 2024 es la reproducción de dicho milagro. En la práctica podríamos decir, para entendernos, que es como si la obra de Dios fuera hecha por un humano. Aún más imperfecta.
La reproducción de un milagro que además esperamos que sea también un nuevo milagro, un listón tan alto que anima por otro lado a no juzgar en caliente a esta 'Furiosa: De la saga Mad Max', más "película" pero menos "experiencia" que su antecesora. Con mucho más cuerpo y una narrativa discontinua con elipsis y saltos temporales, lo que influye en su intensidad de manera inevitable. No es un sprint continúo, sino una carrera de fondo con cambios de ritmo que (muy) por encima de las dos horas se dejan notar.
No puedo sino pensar en 'El caballero oscuro: La leyenda renace' respecto a 'El caballero oscuro' con todo lo que eso nos pueda sugerir, ni tampoco en las dos primeras secuelas de 'Matrix' respecto al original de 1999. Tanto en dichas secuelas como en 'Furiosa: De la saga Mad Max' echamos algo en falta de sus originales: esos sucios y rasposos fotogramas impregnados de sudor y sangre, fruto de la rasmia vital de quien ha sobrevivido a mil y una batallas peleando con indómita fiereza y tozudez por su derecho a existir.
George Miller se muestra más acomodado, en especial en el empleo (y abuso) de unos efectos CGI más prominentes y que no pasan tan inadvertidos como en 'Mad Max: Furia en la carretera'. Tampoco la banda sonora de Junkie XL suena con la misma notoriedad, siendo que esto define un poco a "Furiosa". Son los mismos ingredientes pero en pantalla no se muestran tan contundentes, ni tan intimidantes ni tan auténticos a pesar de que en gran medida conservan su incontestable y rotunda significancia audiovisual.
Es inevitable sentir una ligera desilusión: 'Furiosa: De la saga Mad Max' es una precuela que no mejora a un original que le había puesto el listón muy alto. Prácticamente inalcanzable sin el factor sorpresa de 2015 de su parte. Más, lo uno no quita lo otro: es un estupendo derivado que puede no brillar de igual manera o con la misma intensidad, contundencia o fisicidad en su conjunto, si bien si lo hace y con furia más que de sobra en no pocos momentos como por otro lado muy pocas películas son capaces de hacer.
Le falta ese punto de magia, esa chispa irreplicable, intangible e insondable que da vida a los milagros. El principal problema de 'Furiosa: De la saga Mad Max' es, de primeras, no ser el nuevo milagro que esperábamos que fuera. Aunque cuente con aptitudes para aceptarlo como tal, con el tiempo. Hasta el punto de que aún con un acabado digital demasiado evidente y mucho menos artesanal, de haberse estrenado en 2015 hubiera podido ser considerado el milagro que fue 'Mad Max: Furia en la carretera'.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Respeto que quieran lanzar versiones en blanco y negro, pero, cuando son de películas con mucho despliegue visual como esta o la versión de Zack Snyder de 'Liga de la Justicia', no sé yo si serían tan efectivas como en las versiones a color.
En tu crítica inicial estamos menos de acuerdo. Creo que fuiste de la primera remesa que sin esperar nada la puso por las nubes y luego pues cualquier comparativa casi una década después está destinada a perder pero este segundo pensamiento lo suscribo. Aunque a favor de esta diría que se arriesga más con escenas que requieren efectos y por ello se notan más.
Respecto a para algunos aclamado, para otros mediocre, papel de Chris Hemsworth: aunque su innecesaria nariz postiza mal hecha no ayuda para nada y parece un Joaquín Reyes sacado del Saturday Night Live, creo que está más que bien haciendo un gran personaje. Entiendo que ese carácter errático e infantil le reste enteros para un villano que imponga, pero es la gracia de su papel. Tiene un momento sublime en el que precisamente habla de como las vivencias y el mundo en el que habitan te llevan a ese estado.
Nada, en resumen, ambos films notables, este para mi más.
P.D. Me encanta el momento pezoneras homenaje a la de 2015
Si y no. Aunque en sucesivos visionados seguro que se igualan. Yo en cualquier caso disfruto mucho con ambas y le rezo a Dios todas las noches para que le dejen hacer la tercera.
A mí me parece un gran papel. No deja de ser un bocazas que no se sabe muy bien cómo ha alcanzado un puesto de responsabilidad que le queda muy grande. Si le quitas el contexto postapocalíptico, casi podría ser uno de tantos políticos actuales.