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'¡Estáis cordialmente invitados!' - De boda en boda

Vía El Séptimo Arte por 30 de enero de 2025

Hay críticas que se escriben solas...

'¡Estáis cordialmente invitados!' es como una auténtica boda de esas; un compromiso que, seamos sinceros, suele dar pereza... pero en el que, una vez que ya estás, te lo intentas pasar lo mejor posible. Más se perdió en la guerra... y esta que nos ocupa son poco más de 90 minutos de tu vida que se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia.

Sin pena ni gloria. 90 minutos durante los que uno puede estar haciendo cualquier otra cosa. 90 minutos que como espectador, no te exigen más de lo que exigen como intérpretes a unos Will Ferrell y Reese Witherspoon a los que es fácil imaginar gritando "Show me the money!" a Amazon como si fueran el Cuba Gooding Jr. de 'Jerry Maguire'.

Aquí se viene a ganar dinero, y a hacer valer la condición de estrellas "bien pagás" de ambos. Como el funcionario que no trabaja por las mañanas y por las tardes no va al trabajo. Porque '¡Estáis cordialmente invitados!' no es, obviamente, ni una película por la que merezca la pena partirse la cara, ni una película por la que recordar a alguien. 

Por resumirlo: es contenido. La típica película de circunstancias para ver mientras haces las tareas del hogar. Como una de esas bodas en las que somos figurantes, y en las que uno aguanta o bien por los novios... o bien por la barra libre. De perdidos al whisky. Ya que no hay más remedio, ¿por qué no intentarlo? Más se perdió en la guerra, y todo ese rollo.

En realidad, ninguna sorpresa: que '¡Estáis cordialmente invitados!' hubiera sido algo más que lo que es, una de esas comedias comerciales, funcionales y conservadoras con las que las grandes estrellas de la industria se pagan las mansiones, hubiera sido la sorpresa. Al fin y al cabo es una comedia de Nicholas Stoller. De algo/alguien hay que vivir.


Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex

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