'En nombre de la tierra' - La letra escarlata
Salta a la vista: Los Welchman insisten con el mismo estilo de animación que en 'Loving Vincent' con esta película que, al igual que aquella, primero se rodó con actores en escenarios reales para después ser pintada al óleo, lienzo a lienzo, fotograma a fotograma. La pregunta es meridiana... ¿Por qué? ¿Para qué?
'En nombre de la tierra' es, oficialmente, una película sobre el deseo sexual, la pasión, la ruptura de lo establecido, la lucha de clases y frente a las imposiciones sociales, entre otras cosas. Un auténtico dramón que acaba haciendo mella por puro acoso y derribo. Por su insistente búsqueda de pelea.
Los Welchman insisten con el mismo estilo de animación que en 'Loving Vincent' aunque en esta ocasión, a pesar de su indudable belleza plástica, no esté tan justificado en una producción un tanto tosca y atropellada que apuesta por mantener un ritmo endiablado a costa de su profundidad o refinamiento.
Lo uno compensa lo otro, y la película, sobreexcitada, es como si se nos echase encima y agarrase de la pechera. Poco importa su escasa claridad narrativa o desangelada rasmia emocional, así como que la mayor parte de los personajes parezcan cambiar de personalidad de una escena a otra según convenga.
En cualquier caso, la película nos acaba haciendo la envolvente, y a su manera, acaba funcionando con igual sencillez y contundencia. Y es que nos atosiga de tal manera que no nos deja alternativa, como el que te grita al oído en mitad de una discoteca y asintieses sin tener claro hasta qué punto es supervivencia.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Le doy un 8,5.
Y a mí, pero no le encuentro tanto fundamento como en aquella. Me parece más una excusa para ahorrarse rodar en exteriores y ya de paso gastar menos en decorados.