Vaya por delante una cosa: 'En el corredor de la muerte' no es un drama judicial ni trata sobre si Pablo Ibar es inocente o no. Es más, en ningún momento se lo cuestiona o lo pone en duda: 'En el corredor de la muerte' es la historia (basada en hechos reales) de un hombre inocente injustamente encerrado a lo largo de 25 años. Una historia que se nos cuenta a lo largo de cuatro capítulos, de unos 50 minutos de duración, que al igual que ocurría con la también notable 'Matar al padre' dividen la historia en cuatro movimientos.

Es imposible no acordarse de 'Rectify', al menos aquellos que conozcan esta extraordinaria serie creada por Ray McKinnon para SundanceTV que si el mundo fuera justo, estaría situada en el mismo altar en el que se sitúa cualquier serie de medio pelo distribuida por Netflix. Aunque no debería de haber falta recordarlo (en un mundo ideal...), 'Rectify' se centra en un tal Daniel Holden, quién es liberado después de pasar 19 años en la cárcel condenado a pena de muerte por la violación y asesinato de su novia, Hanna Dean.

Holden salía del corredor de la muerte porque la aparición de una nueva prueba ponía muy en entredicho que fuera culpable. A las autoridades, entonces, no les quedaba otra que reabrir el caso y ponerlo en libertad... tanto a ellos como a su propia familia, esclava de sus lazos de sangre. Es este último detalle en dónde 'En el corredor de la muerte' se hace fuerte a diferencia de 'Rectify', serie que también jugaba con muchísimo acierto con la ambigüedad de todos sus personajes, así como con la propia (y supuesta o no) inocencia de Holden.

El caso es que, exceptuando dicha ambigüedad, 'En el corredor de la muerte' viene a ser como una versión abreviada del resto de bondades de aquella para un servidor mítica serie, una comparación que de por sí habla muy bien de la última producción original de Movistar+. Dividida en cuatro temporadas a modo de presentación, nudo, desenlace y epílogo, 'Rectify' convertía a Holden en el epicentro de un drama que como si fuera una onda sísmica, afectaba a todos los que de una u otra manera estaban dentro de su radio de influencia.

'En el corredor de la muerte' no es dicho bien a las claras, un telefilme. Ni abusa de (un buen) Miguel Ángel Silvestre para dar lástima, ni está sostenido a base de giros imposibles o efectistas. Se trata de un drama centrado, principalmente, en el desarrollo emocional no ya sólo del propio Pablo Ibar, sino como si fuera una onda sísmica, de todo aquel que como persona se encuentra en sus alrededores. Como la vida misma, en donde toda acción causa una reacción; como si fuera la vida misma, el entorno adquiere su propia dimensión humana.

La (mini)serie, muy hábilmente y con un ritmo endiablado, va constantemente saltando de un personaje a otro para proponer una especie de mosaico que retrate el drama humano, el de recordemos, una persona inocente injustamente encarcelada durante 25 años, desde todos los ángulos posibles. Como una versión a lo 'Vidas cruzadas' de 'The Affair', en una producción que resulta encomiable la manera en la que se centra y va al grano. En su concreción para quedarse en lo justo, pero necesario para sacar el máximo partido de su discurso.

Una concreción muy satisfactoria, contundente en el pronto pago y muy efectiva aunque no exenta de un cierto halo agridulce, por cuanto la historia daba para algún capítulo más que exprimiera este paseo por el lado oscuro de una justicia norteamericana para la que nunca supone una amenaza. Un paseo emotivo, y de sobra entretenido que deja en manos del espectador las oportunas preguntas que a ella misma no le interesa y/o apetece, no vaya a ser que su noble propósito se vea ensuciado por alguna respuesta inapropiada y/o incómoda.

Un noble propósito comandado por el director Carlos Marqués-Marcet, un cineasta en ciernes tan noble como Jonás Trueba en el que es hasta ahora su mejor trabajo. Un trabajo noble, solvente, elegante y firme, justo entre lo personal y lo servicial reforzado por una excelsa labor de montaje que juega con los puntos de vista para insuflar vida a lo que en malas manos, las de una cadena comercial, muy probablemente hubiera terminado como carne de cañón sensacionalista con la que dar de comer a los programas de Ana Rosa y compañía.

Pero no, he aquí que aparece una Movistar+ que paso a paso sigue asentándose como el principal adalid de la ficción española de categoría y orgullo (a pesar de algunos traspiés como el de 'Instinto'...). Pero no es ya sólo la creciente confianza en la marca, es que 'En el corredor de la muerte' se erige como un interesantísima producción por sí misma. Como la posible respuesta española a la mencionada 'Rectify', un referente del que queda lejos sólo por una duración que por otro lado, la convierten en una oferta poco incisiva pero del todo irrechazable.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex