'El Rey de Zamunda' - El preparao
'El Rey de Zamunda' viene a ser la secuela que cabe esperar que sea, 33 años después de un original cuyo éxito circunstancial y recuerdo nostálgico sitúa por encima de lo que realmente es, tanto como comedia como película. Un proyecto que nace con la clara intención de reverdecer laureles, los de un Eddie Murphy que lleva mucho tiempo sin sentirse el ojito derecho de América que un día fueq.
Casi, casi desde los tiempos de Akeem Joffer o Axel Foley, franquicia cuya tercera entrega, estrenada en 1994, puede servir para posicionarnos frente a esta otra secuela "aún más tardía" de 'El príncipe de Zamunda'. Tengo que decir que ya en aquel entonces ni Murphy me parecía especialmente gracioso ni sus películas me parecían especialmente buenas salvo honrosas excepciones.
Una de ellas sería la citada 'El príncipe de Zamunda', como prueba que sea una de las pocas que recordamos. Quién sabe si por la intermediación como director de John Landis, un cineasta con más nombre que talento que sin embargo sabía, cuanto menos, dotar de simpatía a este tipo de comedietas de usar y tirar con la que Murphy trato de mantenerse como años más tarde lograría Adam Sandler.
En fin, que resucitar a Zamunda era la mejor opción para resucitar la carrera de Murphy. Ya se sabe, nada como una nueva entrega de una franquicia de éxito para volver a gozar del cariño del público, rara vez mal remunerado aunque sea pasajero. 'El Rey de Zamunda' nace claramente de ahí, siendo un remedo de una película, la de 1988, sin la que ni existiría ni tendría razón de ser.
Como si el tiempo no hubiera pasado aunque realmente haya pasado, se trata de una de esas secuelas "tardías" muy apegadas a un original al que remiten a la mínima oportunidad de hacerlo. No es desde luego un intento por reinventar nada. El Rey al servicio del Príncipe ayudado, o apoyado, o escudado por esa nostalgia que puede servir tanto para hacer el bien como para hacer el mal.
En lo que se refiere a Zamunda, el reciclaje ni tan mal. Es cierto que 'El Rey de Zamunda' no es más que otra comedieta de usar y tirar que pierde fuelle, a medida que avanza y su conciencia de clase media le obliga a ser buena y amable con todo el mundo, en pos de las habituales moralinas. Más, no es menos cierto que de por sí, las comedietas de los años 80 como la primera también lo eran.
Para los que tenemos conocimiento de causa, es complicado no sentir una simpatía instintiva por 'El Rey de Zamunda'. Desde luego su primera mitad invita a ello, y aún sin ser nada del otro mundo emana una clara sensación de respeto, especialmente hacia el espectador. Dentro de lo que sería un producto comercial, esta comedieta acierta a enlazar con la benevolencia y complicidad del espectador.
Del que tiene conocimiento de causa, al menos: Quien no sepa quien es Eddie Murphy, muy probablemente, seguirá sin saber ni quién es ni por qué tiene que saberlo. No deja de ser como otra comedieta de los años 80, de esas que convirtieron a Eddie Murphy en Eddie Murphy (al menos fuera de Estados Unidos). Una comedia como las de la época. Como si el tiempo no hubiera pasado aunque realmente, haya pasado.
A pesar de ir claramente de más a menos, 'El Rey de Zamunda' es una simpática revisión, por supuesto políticamente muy correcta y convenientemente adaptada a los tiempos. Una comedieta de usar y tirar, y de manual que sabes que acabará con todos siendo amigos de todos y elevada, por descontado, y de cara a los que tienen conocimiento de causa, por los múltiples guiños y referencias a los que crecimos con ella.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Algo pasa con Eddie Murphy. Lo veo en baja forma no solamente física sino interpretativa. No tiene la chispa de antaño. Se le ve desganado, tanto que, por una vez, no lamentaré que esta secuela sea como todas las que se hacen ahora de películas antiguas en las que los personajes originales sirven como reclamo publicitario y apoyo para la introducción de nuevos y, normalmente, mediocres personajes jóvenes.
¡La de 1988 me entusiasmó cuando la vi en el cine! Es un historia que te alegra la vida, que te insufla optimismo. Me consta que es una obra de entrañable recuerdo para mucha gente. Quizá en la de 2021 haya faltado John Landis en la dirección. El caso es que no pienso que tenga ganas de volver a verla nunca más. Es de usar y tirar. Si quiero ver la botella medio llena y no medio vacía, concluiré con un sí se puede, se puede ver.
-1/10