'El reino' - Un eslogan, un voto, una entrada
A medias. Así es como nos quedamos tras ver 'El reino'. Relativamente a medias, que todo es relativo salvo lo que no lo es sin por ello tener por qué despreciar, más de lo debido, lo que en cualquier caso es una obra bastante resultona con la que pasar un par de horas bastante distraído. Y a otra cosa.
A medias. Porque justo cuando comienza a ponerse interesante es cuando se acaba, con el sabor de boca agridulce de un final que abre más que cierra y deja todo, ejem, pues eso, a medias. Sin una resolución que le ponga la chincheta a lo que hoy es noticia, mañana un vago recuerdo. Tirar la piedra, y esconder la mano.
Rodrigo Sorogoyen reincide en las maneras, estilo, logros y también pecados de 'Que Dios nos perdone', en dónde lo de menos acaba siendo un fondo que permanece al fondo como un nuevo oportuno (u oportunista) punto de partida con el que llamar a la atención, a modo de Macguffin (usado desde la barrera, por supuesto).
En aquel entonces fue la visita del Papá a Madrid en 2011, en este caso la mal llamada corrupción política en los albores de la crisis de 2008. Una primera parte escrita al son de los (grandes) titulares de los periódicos de los últimos meses deja paso a una segunda que se abandona al thriller, puro y duro, de un solo palo.
Por partes la película funciona, por inercia y con energía, pero en su conjunto no suma por igual: De la paradigmática exposición de su primer tramo -con fuerte aroma a déjà vu- queda poco de provecho al final, cuando todo se vuelve tan genérico como para que Antonio de la Torre pudiera ser un panadero.
Esto es, cuando el thriller, efectivo, convincente, pero sin un verdadero fondo, se adueña de un producto en última estancia, tan comercial, sencillo y conservador como una "made in Hollywood" de manual al servicio de la estrella de turno a pesar de su sólido envoltorio de autor. Esto es, nadar y guardar la ropa.
Tan resultón como frustrante, siendo su interesante epílogo, el único momento dónde la película amaga con adentrarse en territorio desconocido y/u hostil, el reflejo que muestra la poca novedad y relevancia de lo dejado atrás. De tanta puntada sin hilo. Y de como la realidad parece una ficción, y la ficción una mentira.
En honor a un eslogan, a sus santos cojones, a la mano que te da de comer, a por donde sople el viento o a la venta de chapas, votos, cromos y entradas para el Titanic.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
A grandes rasgos esa viene siendo mi impresión, se agradece la valentía de Sorogoyen pero falla en su propósito de denuncia si realmente lo pretendía porque insinúa mas de lo que en cuenta ya que su retrato de la corrupción política es superficial, además como dices se acaba justo cuando realmente se pone interesante, por mi parte esperaba una trama elaborada mas que una simple huida hacia delante del protagonista de turno por muy bien que funcione como thriller al uso, en ese aspecto me parece una propuesta desaprovechada.
Respecto a final...
Spoiler
Para mí
Spoiler
A mí en realidad me parece una película poco valiente, y que está recibiendo un exceso de atención por su oportunismo político y como compensación por el relativo poco caso que se le hizo a 'Que Dios nos perdone', una película sobra decir bastante más interesante.
3/10
Algunas de sus escenas finales tildadas por algunos de surrealistas o inverosímiles, personalmente me las creo 100%, por como puede actuar alguien acorralado y abandonado ante la necesidad y porque, en España, por más que nos guste James Bond, siempre hemos sido más de portarnos como Mortadelo y Filemón. Y por rematar el pareado, la realidad siempre supera la ficción. El final puede ser abrupto, repentino y seco, pero a mi me pareció muy potente. Y si es cierto que me quedé con ganas de más, pero esto dice más a favor de ella que en contra y no que dejó "huérfano" de explicaciones o de un cierre más redondo, cuando justamente trata de una historia que por desgracia es y será cíclica salvo que el mundo tal y como lo conocemos, reviente. Puedo comprar, el tener algo de ganas o pedir un cierre más conclusivo para el protagonista aunque no para la situación.
Digo que la sensación de "ganas de más" dice más a su favor que en contra, porque 130 minutos pasan volando, con un montaje y ritmo frenéticos, que por momentos, ayudados por su BSO, incluso son adrenalínicos. El argumento da para algo denso, aburrido y el director consigue todo lo contrario, ayudado sin duda, por notables actuaciones.
Nota: 7'4