'El presidente' - El equidistante
En su momento leí algunas opiniones asegurando que Movistar+ se equivocaba al confiar sus series originales a cineastas como Alberto Rodríguez (La peste), Cesc Gay (Félix), Mar Coll (Matar al padre), Mariano Barroso (La línea invisible) o Enrique Urbizu (Gigantes); precisamente, por su condición de cineastas. Que aunque lo puedan parecer, las series no son "una película a cachos" como hoy en día se empieza a defender muy a menudo. Que Movistar+ debía apostar más por gente como los hermanos Sánchez-Cabezudo, los responsables de 'La zona'.
Ni estoy ni estaba de acuerdo a la luz de los hechos, menos aún cuando las que podríamos considerar como las dos peores series originales de Movistar+ como tales, 'El embarcadero' e 'Instinto', han sido obra de "expertos televisivos" como Vancouver Media y Bambú Producciones, respectivamente. Dejando para dentro de dos párrafos el debate sobre por qué tipo de producciones se les sitúan en el mundo, lo cierto es que a la hora de la verdad debería de importar poco, siempre al menos que partamos de una base de la que no siempre se parte: La historia.
Lo importante es contar una historia. Saber contar una historia. Mimar tu historia, sacarle brillo; hacer que luzca, incluso por encima de sus posibilidades (y sobre todo nunca por debajo de ellas). El formato debería importar poco, aunque lo cierto es que importa, pues no deja de ser la manera a través de la que un narrador le saca brillo. O al menos intenta que no parezca que sólo pasaba por ahí, a recoger un cheque o a saludar. Es lo que tiene un narrador, o en su defecto, alguien que tiene una historia entre manos: Que al menos lo intenta. O parece que lo intenta.
Aunque a algunos "expertos televisivos" como Vancouver Media y Bambú Producciones les baste con disimular, por lo general. Cría fama y échate a vivir como fondo de catálogo de Netflix.
En fin, que 'El presidente' ha sido creada, escrita y parcialmente dirigida por Armando Bo, a quien seguiremos considerando como el (oscarizado) guionista de 'Birdman'. A quien seguiremos considerando como cineasta por más que como director, si tenemos a mal tomar como referente a la mencionada 'Birdman', se nos quede por debajo de las posibilidades del relato que maneja, tanto en 'Animal' como en esta crónica seriada del llamado "Fifa Gate". Una historia interesante, y sobre todo con muchas posibilidades de tentar por igual a futboleros y no futboleros.
Después de todo, ¿a quién no le gusta una buena historia de corrupción? No sé si lo intuyen, pero el problema de 'El presidente' lo encontramos en aquella afirmación inicial: Armando Bo es más un hombre de cine y la serie, más que una serie, es una película "a cachos". Una película "a cachos" cuya "gran historia" se diluye a lo largo de "cada cacho". Cuya "gran historia" pierde fuelle a medida que el formato la ahoga en lugar de hacerla respirar, haciendo que allí donde ciertas series como 'Better Call Saul' se convierten en referentes... otras como 'El presidente' desaparezcan entre las sombras, ahora por contraste más alargadas e intimidantes que proyectan aquellas.
'El presidente' perfectamente podría ser una víctima del streaming pues, habida cuenta de la posibilidad de un maratón, su inercia derrotista a su pesar la debilita antes que la refuerza. No es ningún secreto que los maratones sirven para que series "de televisión" -dicho sea con el grado justo de desprecio- que gritan en vez de contar algo parezcan más interesantes de lo que realmente son. Como si fuéramos drogadictos: Consumir en lugar de ver, engullir en lugar de saborear. Una dicotomía en la que 'El presidente' se sitúa justo en medio.
Como Ciudadanos: Parece e intenta que pinte algo, pero a la hora de la verdad no pinta gran cosa. 'El presidente' es o una película demasiado larga o una serie demasiado morosa. Se adivina, un cruce a mitad de camino entre el cine y la televisión que permanece a la cola en ambas. No es que sea mala: Es que le falta chispa, ritmo, nervio. La historia, los medios e incluso un cierto talento están ahí, pero tirando de símiles futbolísticos sería como el Barcelona de Setién: Demasiada posesión y pases sin profundidad. Porque el partido dura 90 minutos y no queda más remedio.
Como si estuviéramos haciendo tiempo a la espera de que a Messi o a quien sea se le ocurra una genialidad. 'El presidente' cuenta con ellas, y enmarcadas convenientemente dentro de un resumen te pueden valer para vender la imagen de un partidazo. Pero a ojos de quien lo ha sufrido, no cuela. Armando Bo y los suyos no parece que arriesguen, juegan sobre seguro y 'El presidente', a pesar de su solidez como digno producto audiovisual, no logra hacerse notar ni en una época en la que no hay fútbol. Es algo así como un equidistante, como ese que recibe a dos manos por no ser facha ni comunista. Por no gritar e intentar contar algo. O que lo parezca, al menos.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex