'El increíble finde menguante' - Atrapada en el tiempo
Hay películas que a uno le rascan el pescuezo por encima incluso de sus posibilidades.
Es el caso -para un servidor al menos- de 'El increíble finde menguante', una de esas llamadas pequeñas grandes películas condenadas, mucho me temo, a vagar como almas en pena por la trastienda del cine español. El tipo de película que premios como los Feroz se enorgullecen de ignorar en favor de amigos con más peso en los titulares porque, dicho sea sin tapujos, es tan fácil de sobrestimar como al mismo tiempo de subestimar, según se mire.
Y de valientes están llenos los cementerios, como llenos están de óperas primas.
Que 'El increíble finde menguante' no sea ni mucho menos perfecta es, en estos casos, una suerte de bendición. La película propone, intenta y juega (aunque quizá no arriesga) con la premisa del bucle temporal a lo 'Atrapado en el tiempo'. Una premisa que a pesar de su obviedad funciona por la buena mano, tanto del director Jon Mikel Caballero como de la actriz Iria del Río. También, por la humildad con la que gestiona su propia precariedad sin intentar (o parecer) ser más listo que nadie.
Es en esencia un discurso envuelto en un manto de honestidad de principio a fin.
En 'El increíble finde menguante' encontramos algo que no encontramos en todos los filmes, ni mucho menos, en todas las óperas primas, a menudo forzadas ya sea por instinto o por temeridad a sentirse fuera de frecuencia: Ese manto de digna y honrosa servidumbre de quién ante todo, está dando espacio a una historia en lugar de a su ego. De estar, aún con los tics propios de un debut de fuerte aroma indie, en el lugar en el que le corresponde. Con igual orgullo que humildad.
En dónde las intenciones rascan el pescuezo por encima, incluso, de sus posibilidades.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Diría que "no es gran cosa" pero también es meritorio como con pocas pretensiones (además de presupuesto) resulta satisfactoria dentro de su sencillez. Cada bucle te deja algo nuevo para la moraleja final o en el camino al crecimiento personal de la protagonista y resulta todo natural y creíble, incluidos unos personajes que te son presentados en un espacio que no cambia y que con a penas unos diálogos ya crean una personalidad que los identifica y un rol que luego aporta a la historia.
Cuantas más palabras escribo sobre ella, más valor le veo.
Un 6'5 al alza.