Dos críticas por el precio de una: 'Formentera Lady' y 'Casi 40'
Del Festival de Málaga a los cines españoles.
Buen sabor de boca el que nos deja Pau Durà con su ópera prima, 'Formentera Lady', una correcta, correctísima primera incursión en esto de la dirección de largometrajes que cuenta con un aliado de primer nivel en la figura de un José Sacristán que, como suele ser costumbre en intérpretes de su veteranía, se vale y se basta con su presencia para dignificar cualquier película. Como por ejemplo esta, sin ir más lejos.
Una obra efectiva, modesta y amable que funciona dentro de dicho espectro de humildad controlada pero a la vez, lo suficientemente pulida como para que su falta de pegada, o de atrevimiento, o de mordiente, o de finura caiga en saco roto con una sonrisa de amistosa conciliación que de amarga tiene más bien poco.
Al igual que en obras como la fundacional 'Qué fue de Jorge Sanz', David Trueba se vale de la realidad como base de una mentira que pueda ser fácil de creer. Fiel a la causa y la costumbre. 'Casi 40' puede ser todo o nada, y mientras pasar por ser como la vida misma (sin morir en el intento). Con lo bueno y en lo malo, y de tal forma que con la edad oportuna (con casi 40, por redondear) puedan ser prácticamente la misma cosa.
Una obra sencilla, de aire costumbrista y un marcado punto de amargura que funciona dentro de un espectro de libre albedrío controlado. En donde la palabra toma la palabra y cualquier otro subterfugio queda a merced de dos sujetos atados a una cercanía engañosa (pero entrañable), Lucía Jiménez y Fernando Ramallo.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex