Viendo 'Deep Sea. Viaje a las profundidades' es complicado no pensar en Hayao Miyazaki y en el Studio Ghibli. Tan complicado como no sentirse en alguna medida asombrado y/o maravillado por su aguerrida caligrafía multicolor. De hecho, de alguna manera que no logro entender ni sobre todo quiero aceptar, 'Deep Sea. Viaje a las profundidades' podría pasar por ser una película del Studio Ghibli realizada en animación CGI por una IA.

Podría, aunque me niego a aceptarlo porque eso supondría menospreciar la labor de un cineasta como Tian Xiaopeng, quien evidencia un claro amor y profundo respeto por lo que está contando y por cómo lo está contando. Sobre todo por cómo lo está contando, en una vigorosa y caleidoscópica película de animación para público algo avezado que brilla con luz propia a través de una exquisita animación que nos obliga a clavar la mirada en la pantalla. 

Salta a la vista (y al oído): 'Deep Sea. Viaje a las profundidades' cuenta con una deslumbrante y apabullante puesta en escena, respaldada no obstante por una historia que dota de fundamento a su meticuloso y policromático despliegue audiovisual. Esto es, además de un imaginativo espectáculo lisérgico con tinta china, también una emotiva y preciosa reflexión sobre la aceptación de la pérdida, la amistad, la empatía o la unión frente a la adversidad.

Puede estar algo sobreestimulada y sobreexplicada, y a consecuencia de esto en algún momento también puede resultar excesiva y/o agotadora; más lo uno no quita lo otro: 'Deep Sea. Viaje a las profundidades' es en cualquier caso una arrolladora y endiablada experiencia para todos los sentidos que exprime las bondades plásticas de la animación CGI, sin por ello perder nunca de vista que la tecnologÍA está al servicio a la creatividad y emociones humanas.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex