'Conspiración en El Cairo' - A trabajar la forma
Una de las primeras cosas que atraen la atención del espectador cuando conoce la existencia de una nueva película es su título. Es uno de los cebos más inmediatos que captan el interés por ver la obra, ya sea por lo sugerente del mismo o porque haga referencia a algo que estimula la curiosidad del público. El problema es que a veces, un título que incitaba a ver la película no aprovecha del todo esta ventaja cuando la misma se desarrolla, dejando una ligera sensación de "bait", de carnaza (aunque productora y distribuidora de la película hayan conseguido lo que se proponían cuando decidieron usar el título en cuestión).
Es el caso de 'Conspiración en El Cairo', la nueva película del director sueco de origen egipcio Tarik Saleh. Es difícil sobreponerse a un montaje tosco que interrumpe una narración incapaz de encontrar fluidez, pero la película de Saleh está muy cerca de dejar estos errores como irrelevantes gracias a un guión sólido y de aroma hollywoodiense. Aquí había visos de un enorme thriller que tal vez en otras manos o bajo otro tipo de decisiones creativas, hubiese generado un impacto mayor y creado una sensación mucho más solvente.
Las transiciones son demasiado cortantes y bruscas, sin ninguna delicadeza. Que la película roce las dos horas y nunca subsane este error es una losa muy pesada que afea un muy estimulante juego de espejos, con ecos de lo que Ron Howard despliega en 'Ángeles y demonios', entre los poderes claves de Egipto: religión y estado. Impresionante por cierto reconocer casi de manera milagrosa a Fares Fares en esta película. Desconocida totalmente la faceta versátil de este habitual secundario del cine de acción en Estados Unidos.
Es curioso que Saleh, que aquí no encuentra el punto perfecto de cocinado del thriller, logre una optimización más brillante de sus maneras en la incursión hollywoodiense que hizo en 'El Contratista', thriller mucho más concentrado en la acción al estilo Bourne que culmina con inusitada maestría. Al final, en este oficio se trata muchas veces de ensayo y error en las formas, hasta encontrar una regularidad en el estilo que se proyecte en las películas que se ruedan. Por lo pronto, lo argumental no debería preocupar a Tareh, ya que Cannes le reconoció con el premio al Mejor Guión. Hay que seguir.
Por Jesús Sánchez Aguilar
@JesAg_
Eso sí, es una de las películas no bélicas menos inclusivas que recuerdo. Prácticamente no aparece ni una sola mujer en todo su metraje, ni siquiera como madres, hermanas, hijas o esposas de los personajes masculinos. Creo que solo aparecen dos mujeres en toda la película, únicamente en una escena y apenas dicen un par de frases.
Le doy un 7.