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'Caras y lugares' - Algo sencillo, humilde y profundamente... humanista

Vía El Séptimo Arte por 25 de mayo de 2018
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Agnès eligió el cine. JR, la fotografía. Ambos emprenden un viaje por los pueblos de Francia para conocer a su gente y discutir sus visiones del país. Un viaje basado en el azar y la creatividad a bordo de una furgoneta que imprime fotografías de gran formato. Ambos experimentan el contacto con la gente y forjan una amistad basada en sus diferencias y su sentido del humor. Un recorrido de claro y marcado carácter... humano.

Me resulta, y creo que resulta complicado pensar en 'Caras y lugares' sin acordarse a su vez de 'Radio Gaga', el programa de Quique Peinado y Manuel Burque cuya segunda temporada terminó la semana pasada. Porque en esencia, vienen a ser lo mismo aunque el formato pueda no ser exactamente el mismo. Pero en esencia, para el caso, sigue siendo "escuchar al otro y compartir con el resto mucha emoción, risas, música y humanidad".

Así es como se define 'Radio Gaga', un programa que da voz a colectivos invisibles que viven al margen y que barre prejuicios sociales. Un programa en el que se escucha al otro y no se le juzga, y en el que las historias nunca son anónimas. Un programa humano, que invita a la reflexión y emociona a través de -matizamos- la fotografía y la palabra. La intimidad -volvemos a matizar- del retrato con la magia del cine documental.

'Caras y lugares' es al igual que 'Radio Gaga', una obra pequeña, humilde y profundamente humanista fundamentada en algo tan sencillo como debería ser escuchar a otra persona. En algo tan básico como el ser humano cuando se le despoja de cualquier cosa que hable en su nombre, llámese como se quiera llamar, que no sea él mismo. Algo que al igual que la película o el programa, no parece nada especial... pero que lo acaba siendo.

Y eso es lo verdaderamente emotivo de ambas producciones, recordarnos que la vida puede ser maravillosa a pesar del empeño continuo de la raza humana, como ente indeterminado pero siempre interesado, por tocar los huevos. O en resumen, algo "que te reconcilia con la vida y con el ser humano" por difícil que parezca en los tiempos que más que correr, huyen asustados de sí mismos. Algo sencillo, humilde y profundamente... humanista.

Pero sobre todo, algo que desprende una calidez muy honesta y completamente desprovista de cualquier atisbo de algún tipo de maquiavélico interés soterrado.


Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex


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