'Bajo la piel de lobo' - No todo vale
No todo vale. Por mucho que le duela a Maquiavelo, en la vida hay cosas que necesitan un por qué para que su existencia cobre sentido, algo que también pasa, y puede que con mayor importancia, en el cine. Terrence Malick sólo hay uno, y no se puede usar su talento para fundamentar cualquier propuesta. Esto no significa que se esté oprimiendo la libertad de expresión o que se esté censurando cualquier muestra de arte, para nada. Ruben Östlund lo dejaba claro en 'The Square' cuando la cámara se paseaba por varias salas del museo donde la película tiene parte de su acción, que el arte es de quien lo siente, aunque no sea del que no lo comprenda.
En esta intención contradictoria se mueve 'Bajo la piel de lobo', una película que se pudo disfrutar en el Festival de Cine Europeo de Sevilla y que llega a los cines españoles 4 meses después de la celebración del mismo. El director de la cinta, Samu Fuentes, en la que debería estar considerada su ópera prima, usa a Mario Casas para adentrarse en la figura de los lobos solitarios que viven aislados y casi incomunicados entre nieve, pieles y barbas largas. No obstante, 'Bajo la piel de lobo' es una película fallida porque básicamente se olvida de contar una historia que quizá ni tiene o que quizá sólo Fuentes siente.
Una cosa es contar mostrando, y otra que lo que se muestre no tenga apenas coherencia (y menos cuando se usa como referencia obvia esa magnánima película como es 'El renacido' de Alejandro González Iñárritu). No hace falta hora y media de la vida de un trampero que sólo inhala vida humana cada primavera para cerciorarnos de que, como decía John Milton (y algún otro también), la soledad a veces es la mejor compañía. Si encima la nada desdeñable presencia de Irene Escolar y Ruth Díaz sólo se usa como mejunje para moldear el lado amoroso de la película (que no necesita por otro lado) y además tomando como motor la contención, el resultado termina siendo negativo.
Quizá el error de 'Bajo la piel de lobo' sea que el guión literario cuenta con sólo 3 páginas, o que el proceso en la sala de montaje fue demasiado cruel con la película, pero la cinta fracasa en su intento de reflexión interiorista sobre un páramo que, para más inri, sólo se asoma tibiamente a mirar una ventana más que interesante de este país: la España más rural, lúgubre y arcaica. La decisión de preferir silencios a diálogos termina por hundir a una película que cuenta con una partitura en clave de thriller muy notable y una fotografía francamente destacable (gracias a la ambientación, por supuesto, de los Oscos asturianos). No todo vale en esta vida.
Por Jesús Sánchez Aguilar
@JesAg_