Scott Cooper es un cineasta que va camino de convertirse en una eterna promesa. A pesar de las bondades de 'Corazón rebelde', 'La ley del más fuerte', 'Black Mass: Estrictamente criminal' y 'Hostiles', ninguna de ellas es una obra redonda ni tampoco, una obra de recuerdo claro o contundente. Están llenas de buenas intenciones y de buenos intérpretes, pero por el motivo que sea no llegan a explotar a pesar de lo dicho, sus evidentes e innegables bondades.

'Antlers: Criatura oscura' no es la excepción a esta norma. Un sencillo drama familiar encubierto bajo la apariencia de una no menos sencilla y hasta cierto punto funcional película de terror que así, a bote pronto, recuerda a las de los años 80, dicho sea en el sentido que presenta un ligero in crescendo sostenido que apenas muestra a su (interesante) criatura hasta un (breve) estallido de furia final que todo hay que decirlo, sabe a poco en compensación.

Como la propia película sabe a poco dentro de su propia humildad como relato de género, y casi que no más que un sencillo relato de género más elegante que ambicioso. En ese sentido, se nota que es un relato corto "extendido" aunque no "expandido". Una suerte de episodio de televisión al que un buen reparto (que hace lo que puede) y un director más que solvente la elevan (un poco) por encima de la media de lo que sería eso sí, el cine comercial.

En resumen, una película bastante más eficaz que por ejemplo 'The Empty Man', pero al mismo tiempo bastante menos estimulante. Si en aquella el guionista y director David Prior propuso algo con entidad propia, en 'Antlers: Criatura oscura' Scott Cooper se limita a firmar algo alimenticio. Un correcto y muy digno eco empequeñecido por los nombres de Guillermo del Toro, Keri Russell o Fox Searchlight que tienden a creer en una ambición no correspondida.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex