Que se le va, se le va, se le va... pero no, casi que no se le va, que no se le va del todo.

Sobre ese fino alambre del "sin ti pero contigo hasta la esquina" se desarrolla la última película de Fernando Colomo, director que al igual que otros ilustres jubilados en activo de su misma quinta como por ejemplo Emilio Martínez-Lázaro, parece que trabaja por inercia. Porque algo hay que hacer. Como aquel que hace pan con la rutina del que lleva haciendo el mismo pan durante 50 años.

Con la sensación bajo el brazo y sobre la pantalla de que como ya no tienen nada que demostrar, pues eso mismo, que a estas alturas poco se molestan en demostrar, en amagar siquiera con demostrar que no sea en punto muerto. Con la inercia de un coche cuesta abajo camino de un golpetazo... que a veces no obstante esquivan. Por suerte, porque algo queda o algo hay. O porque el becario sí le pone ganas.

La última película de Colomo es 'Antes de la quema', una auto descrita como "narco-chirigota" que, siendo justos, como pasatiempo veraniego tiene un punto simpaticote nada desdeñable pero, que al igual que 'El mejor verano de mi vida', como película se auto desprecia sobremanera y por encima de sus posibilidades.

Una lástima, porque aquí Salva Reina tiene la simpatía que en aquella tenía Leo Harlem, un clavo que en comedia está caliente pero que no arde. Porque además de un chiste más o menos resultón, había también por ahí una película, con sus cosas de película hecha y derecha, que a la mínima oportunidad que le dejan para brillar lo hace por la maldita desidia con la que maldita la gracia no lo hace.

Que se le va, se le va, se le va... pero no, casi que no se le va, que no se le va del todo al final, el muy triste final. 'Antes de la quema' no es que esté mal, es que pudiendo estar bien prefiere borrarse del partido escudándose en que como se trata de hacer reír, qué más da. Porque total, a estas alturas de la vida, ¿qué más da?

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex