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'Yo, también' - Quizá el notable no le alcance, pero el bien se le queda pequeño

Vía El Séptimo Arte por 15 de octubre de 2009
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Lo mejor que se puede llegar a decir de una producción del estilo a 'Yo, también' es que, dada la temática en la que se maneja, no caiga en el recurso fácil de la lágrima barata, intente agitar la conciencia con trucos raídos o su esencia se diluya en un drama de trazo grueso aburrido y televisivo. Buena noticia, se puede decir y bien alto de 'Yo, también', en donde la novel pareja de directores Antonio Naharro y Álvaro Pastor, también guionistas, presentan una más que prometedora ópera prima.

Y es que si 'Yo, también' resulta ser una buena película no lo es por estar bien dirigida, tener un notable guión o unos excelentes actores, aunque posea estos elementos y ayude a la satisfacción plena que produce su visionado, sino porque esquiva con acierto y buena mano su trasfondo y los clichés del mismo para alzarse por encima y contar una historia sobre personas, sin más, con sus particularidades, problemas, defectos e inquietudes. Así pues, utiliza el aparente y evidente recurso melodramático que podría ofrecer su co-protagonista como parte del contexto, del diseño del personaje, pero sin dejar que este factor condicione el relato. Aunque este presente, no es ni lo más relevante ni el motor de la historia, y eso es algo que de partida se agradece, ya que supeditar la propuesta a este elemento hubiera castrado los indudables valores de la cinta.

Como toda buena historia de personajes, su éxito en gran medida radica en, primero, la buena elección de los actores y, segundo, el buen hacer de estos. Dos más dos son cuatro, y éxito pleno, los dos premios recibidos en el Festival de San Sebastián tanto para Lola Dueñas como para Pablo Pineda se pueden calificar, si bien no de justos al desconocer a sus rivales, si de merecidos. A ellos les corresponde llevar el peso del relato, dotar de vida a unos personajes por otro lado muy bien definidos por un notable guión, y ambos superan con nota la tarea. Humanos y cercanos, los dos crean dos personajes tan reales como la vida misma, con sus aristas y dobleces, y de paso se comen la pantalla arropados por un buen y eficiente plantel de secundarios, "jugadores de equipo" con alma y personalidad no exentos de vida, creíbles, al servicio de la historia y muy por encima del clásico secundario títere, caricaturesco o de adorno: Es una de esas películas que aun cuando la cámara no enfoca, sus personajes parecen seguir con su vida, y que sus reacciones no parecen provenir forzadamente de algún designio divino.

Bien filmada, con ritmo, mayoritariamente cámara al hombro aunque sin marear a la audiencia con movimientos de cámara innecesarios y escapando de efectismos varios, con un estilo urbano y sencillo, sorprende la madurez de su pareja de directores, algo impropia tal vez de un debutante, quiénes se doblegan sin condiciones al servicio de la historia, la cual se sustenta en un guión muy bien construido y perfilado, claro y conciso, resultando evidente el mimo que se ha puesto en su elaboración. Si bien no es una propuesta perfecta, y que no escapa del todo de una cierta previsibilidad relativa, si que resulta un producto satisfactorio, sumamente entretenido, con forma y fondo. En su resolución, tal vez, peca un poco de ingenua, alargando tal vez innecesariamente (un poco, nada más) su desenlace por cierta manía académica de no dejar cabos sueltos, y por darle un cierre (que no desvelaré) un tanto simplista en sus conclusiones.

Esta cinta demuestra, una vez más (y van...), que ni todo el cine norteamericano es comercial ni todo el cine español es basura, rompiendo así los prejuicios de los que muchos hacen gala (me incluyo) y poniendo de relieve lo negativo que es generalizar cuando una cinematografía "tan comercial" ofrece obras como 'Malditos bastardos', o cuando una cinematografía "tan pobre" ofrece obras como 'Yo, también'. Quizá el notable no le alcance pero el bien se le queda pequeño, así pues no queda otra que el término medio: Una cinta notablemente buena.

 

Nota: 6.95 / 10

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex

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Comentarios

  • Avatar de Turbolover1984
    Turbolover1984 26 de Diciembre de 2013, 08:52:02 PM
    Soy un hombre y estoy enamorado

    En el mundo y el país de los tabús fuera de lo socialmente correcto, no es fácil hacer una película sobre esta temática y mucho menos acertar y más cuando se intenta hacer un film cercano, que cuente el día a día de en este caso un enfermo de Síndrome de Down sin tener que haber detrás una historia que lo convierta en un melodrama lacrimógeno sobre hazañas increíbles y heroicidades memorables. Si hablamos ya de películas que toquen el amor o el sexo ya empezamos a entrar en un terreno con obras muy contadas.

    La normalización (que no integración, que aunque no soy fan de hilar fino en los términos, como el mismo Pablo Pineda explica, implica que el "imperfecto" se adapte a una sociedad perfecta) sigue siendo una de las asignaturas necesarias y pendientes de nuestra sociedad y aunque sea por un rato y que luego cada uno siga con sus quehaceres cotidianos, no está de más que se nos recuerde que todos, de algún u otro modo, tenemos alguna discapacidad.

    Lo que más me podía chirriar de la película es que el protagonista sea expuesto como un "super Down", que si no fuera por sus rasgos físicos y forma de hablar, bien podría decirse que es una persona "normal" (y con una inteligencia superior a la media de cualquiera) a diferencia de la mayoría de los que tienen esta afección que vemos en el film que se nota que lo tienen más marcado. Como él explica en una entrevista personal (no es un film autobiográfico pero si que tiene muchas cosas reales de su vida como que fuera el primero de Europa en tener una carrera) y al igual que nos cuentan en el film (y hablando con gente que conozco que trabaja día a día como voluntarios con gente con Down) todo es por la estimulación que se le dio desde pequeño y que la mayoría no sean así viene por la sobreprotección y tratarlos como niños.

    Daniel, como creo la mayoría de los que somos discapacitados (sea físico o mental), solo quiere ser "normal"; ella (Lola Dueñas) lo trata así y por eso se enamora, por lo bien que se siente estando con ella, aparte de la atracción física porque no siente esa mirada mezcla de compasión, que están haciendo la obra de caridad del día o incluso de mirar por encima del hombro que por desgracia consciente o subconscientemente muchos tienen.

    Retomando la frase inicial de mi crítica sobre el régimen de lo socialmente correcto y como parte de la necesidad de normalización, a muchos choca que se pueda hablar con naturalidad o incluso hacer bromas de ciertos temas, habiendo muchos tabúes con algunos temas, casi siempre referente a las minorías. Por ejemplo (por experiencia propia) si haces una broma de humor gris (ni llega a negro) sobre discapacitados en redes sociales, verás como justicieros sociales se te lanzarán al cuello para arrastrarse a besarte los pies cuando se enteran que tu formas parte de este "colectivo". El film no llega a profundizar mucho en este aspecto pero como parte de esa sensación de naturalidad y relación entre ambos nos deja la genial escena del ascensor.

    El final personalmente me gustó, sobretodo la genial escena que pone el cierre antes de entrar los créditos, quizá un poco menos la anterior donde se podría entrar en debates sobre la lástima o la consolación pero de todos modos me pareció acorde y coherente con los personajes. Otro tema que parece despertó polémica es el que el protagonista fuera premiado en algún festival y siendo servidor el primero que está en contra de la discriminación positiva, creo que más allá de que como algunos dicen en parte "hace de él mismo" tiene escenas muy meritorias que muchos actores españoles, incluso premiados, quisieran para ellos, llevando toda la vida haciendo el mismo personaje. No me olvido de una Lola Dueñas para enmarcar.


    Quizá el mensaje se queda en algo light y por momentos tópico, con toques de humor poco arriesgados pero aún así en el conjunto resulta una cinta interesante que como decía no es fácil ni habitual que se toque y menos de esta forma, con unas cuantas reflexiones a tener en cuenta. Una historia bonita entre un chico con síndrome de Down y una mujer que tiene la discapacidad de ser incapaz de amar.

    Nota: 6'7
  • Avatar de Amármol
    Amármol 26 de Diciembre de 2013, 11:19:49 PM
    a lo de los autochistes...

    Miguel Duran (el de la ONCE) durante los Juegos Paralimpicos de Barcelona, rodeado de periodistas

    - Pues esta mañana hemos tenido un susto...
    - ¿Que ha pasado?
    - Que casi se nos ahoga un nadador
    - ¿Y eso?
    - Uno de los que les falta pies y manos, se tira a las piscina en la prueba de los 50 metros y el pavo que se va directo para el fondo; han tenido que sacarlo entre los socorristas y los jueces. Cuando ya estaba arriba, medio recuperado y mientras escupia el agua, va y dice: ¡Joder, cuatro años aprendiendo a nadar con las orejas y van y me ponen un gorro!

    Es veridico.
  • Avatar de Wanchope
    Wanchope 27 de Diciembre de 2013, 01:37:32 AM
    El problema de usar ese tipo de humor en las redes sociales es que no hay un contexto, en muchos casos, que sirva para saber la intención de dicho comentario. O un conocimiento previo de la persona. Y basta una chispa para que una tontería se pueda salir de madre. En mi curro hay un brasileño con el que siempre bromeo por su condición de "inmigrante", cosa que no le ofende porque sabe que lo digo en broma, pero porque me tiene delante y me conoce. Sin embargo esos mismos chistes son de doble filo en la red.

    En la vida real esas cosas suelen ser más fáciles, por lo general.
  • Avatar de Turbolover1984
    Turbolover1984 27 de Diciembre de 2013, 11:05:57 AM
    Lo de las redes sociales era un ejemplo pero se puede trasladar a otro contexto.

    Pero vamos, que no era el punto más importante de la crítica y/o reflexión, solo un ejemplo más de muchas cosas que ayudan a la falta de normalización y a la creación de tabús.
  • Avatar de Wanchope
    Wanchope 27 de Diciembre de 2013, 03:25:21 PM
    También depende de lo expuesto que haya estado cada uno a determinadas situaciones, la normalidad también se establece en cuanto algo se acepta como cotidiano y no excepcional. Creo que es más una cuestión de costumbres, aunque siempre hay gente muy sensible afín a sacarle punta a cualquier cosa. En los últimos años en el foro lo hemos podido comprobar en alguna ocasión.  :poss