Irene Lorenzi es feliz gracias a un trabajo de ensueño que le permite disfrutar de los mayores placeres de los resorts más impecables: ella es inspectora de hoteles de lujo en Leading Hotels, una profesión equiparable a la del mismísimo James Bond pues, como ella mismo se define, no deja de ser una pequeña espía, siempre de incógnito e infiltrándose allí en dónde, para hacer bien su trabajo, tiene que ser tratada como si fuera una más. De no ser así no tendría gracia. Sólo hay un pequeño inconveniente: ya en la cuarentena y a pesar de ser tan guapa como la actriz Margherita Buy que la interpreta, está sola.

Si un hombre se acuesta con diez mujeres es un crack, si una mujer se acuesta con diez hombres entonces es un putón. Ni es oficial ni está escrito en ningún código legal, pero la mayoría -me incluyo- así lo solemos valorar. Intuitivamente. De la misma forma que, me viene a la cabeza George Clooney, un hombre de más de 40 años es un "soltero de oro" en la misma situación en la que una mujer sería una "solterona". Será lo que tenga que ser, pero lo cierto es que son pocos los que se creen, de verdad y no de cara a la galería, que una mujer puede ser soltera toda su vida... y además, ser feliz. Y además, sentirse plenamente satisfecha de su vida. Como en 'Up in the Air', pero al revés: en 'Viajo sola' es la historia la que surge de la moraleja.

La realizadora y guionista Maria Sole Tognazzi no debe de ser de esas que creen que es posible, salvo que de cara a la galería se haya válido de dicho axioma popular para sustentar su cuarto trabajo cuyo título pone de manifiesto su arco argumental: El mejor amigo de Irene y a la vez ex-pareja se casa, momento en el que se da cuenta de que el lujo y un trabajo de éxito le han alejado de su deseos más personales. Y es entonces cuando, parafraseando a su sinopsis oficial, "tomará la decisión de comenzar un viaje hacia su propia vida" (menospreciando en cierto sentido ese bien cada vez más escaso llamado trabajo). Dicho de otra manera, mejor mal acompañado que sólo. Porque en donde puede dormir uno deben dormir dos. Y en ese deben está el quiz de la polémica.

'Viajo sola' apuesta descaradamente por el concepto clásico de felicidad, el de que la mujer sólo puede ser feliz al lado de un hombre de cuyos hijos sea a la vez su madre. Esto es, desprecia en gran medida las posibilidades que ofrecen otros aspectos de la vida como la inspección de hoteles -trabajo por el que ma-ta-ría Adam Sandler- en favor de un mensaje tan impostado y arquetípico que la sonrisa de sus aciertos laborales, muy logrados, choca contra el sabor agridulce de un carta de postres digna de un hostal de una estrella (protagonizada por Katherine Heigl). Y ese es el sabor agridulce con el que uno se marcha de este Resort, el de alguien que se ha dedicado a hacer uso de todos sus servicios por inercia y sin disfrutarlos, y casi lo menos que sonriendo simplemente porque le pagaban.

Nota: 6,0

Por Juan Pairet Iglesias