La vida transcurre con tranquilidad en una agradable y pacífica población de Iowa. Los vecinos se saludan amablemente, los coches desfilan lentamente por la calle principal y todo el mundo intenta asistir al partido de baseball. Pero de repente empiezan a darse incidentes inquietantes concerniendo comportamientos erráticos y extremadamente violentos por parte de algunos habitantes. Con el paso de los días, y viendo que la tendencia va al alza, el sheriff de la localidad y su ayudante se verán obligados a iniciar una investigación durante la cual se toparán con el mismísimo ejército.
Cada día que pasa veo con mejores ojos la organización de una plataforma a favor de volver a hacer la mayoría de películas de la filmografía de George A. Romero. La primera razón es que el veterano director neoyorquino ha caracterizado buena parte de su carrera por desaprovechar ideas brillantes, la mayoría de ellas salidas de su propia cabeza. Esto es, puntos de partida interesantes y cargados de posibilidades que caen en el olvido por una ejecución final torpe y plomiza que a la postre es la responsable que buena parte de sus productos -por qué no decirlo- fueran ciertamente aburridos, que al fin y al cabo entorno a esto debería girar la valoración que merece una película.
La otra razón es que el antecedente que tenemos más presente de entre los remakes romerianos sirvió no sólo para concebir una de las sorpresas más agradables del año 2004, si no también para descubrir a un tal Zack Snyder (que seis años después está plenamente consolidado como uno de los realizadores más influyentes del cine espectáculo made in Hollywood). Ahora el hombre detrás de las cámaras es Breck Eisner, cuyo pinito con Pe y Matthew McConaughey sigue siendo una losa para que se le tome en serio. No obstante, cabría rescatar su mediometraje ‘Sacrificio’, capítulo inaugural de la serie televisiva “Terror en estado puro”, en el que el cineasta mostraba sus habilidades para crear atmósferas inquietantes y tratar con imágenes dolorosas, lo cual sí que ya supone una buena credencial de cara a ponerse al mando de un proyecto que tiene precisamente en estos dos factores algunos de sus principales signos distintivos.
Dicho y hecho, la elección del director se confirma como una buena decisión desde los primeros minutos. Eisner sigue al pie de la letra el manual de legado por Snyder, yendo al grano, con imágenes de destrucción total, llevándonos hacia el terreno que le interesa. Así es, para introducir los acontecimientos suena una vez más la voz profunda de Johnny Cash, aparcando el “When The Man Comes Around” de ‘Amanecer de los muertos’, para entonar ahora el “We’ll Meet Again”. Unos acordes que nos remiten a la América profunda... porque definitivamente ‘The Crazies’ es una historia que, tremendismos aparte, nos habla con mucha clarividencia de la sociedad estadounidense (que si se desea, puede extrapolarse esta afirmación, aunque sin tanto fundamento, al conjunto del mundo occidental), y sobretodo de sus miedos, que en lo que llevamos de siglo XXI, se han revelado como uno de sus más importantes motores.
Un satélite sustituto del Gran Hermano de Orwell que nos recuerda la supresión de algunos derechos fundamentales como la intimidad, claro síntoma de la era post 11-S. La incertidumbre y la cada vez más justificada pérdida de fe tanto en un futuro amenazante y volátil en todos los sentidos, como en un Estado incompetente, negligente, deshumanizado y deshumanizante, que a la hora de la verdad se muestra como un enemigo más para el ciudadano de a pie (un mensaje cien por cien Romero y que a día de hoy sigue con vida -por algo será- gracias a cineastas tan destacables como Bong Joon-ho). Y hablando de tesis romerianas, ahí está la máxima de que cuanta más gente se reúna en un lugar, más probabilidades habrá de catástrofe, poniendo en seria duda aquello de que la unión hace la fuerza. El prójimo visto pues como un hostil al que no hay que quitarle el ojo de encima... y así de paso todos los argumentos a favor del contrato social se van al garete. En parte por eso hay que situar a estos “locos” más cerca de los “infectados” de los hermanos Pastor que no de cualquier tipo de zombie. Ahora cabe hacerse la pregunta, ¿es casual que esta situación descrita se dé en los Estados Unidos, una sociedad que bajo su aparente estado de amansamiento permanente esconde una brutalidad que de paso se agrava por el hecho de que sus miembros están armados hasta los dientes? Obviamente no.
No hace falta decir que tanta sugestión sorprende gratamente y es más que bienvenida en un filme que en teoría se presentaba como un survival horror más. Y en cierto lo modo lo es, no nos vamos a engañar. Así se ve en la falta de cohesión en algunos tramos, la excesiva predilección por los sustos fáciles, o los escasos esfuerzos a la hora de aportar ideas nuevas en las escenas que deben definir a la película como un ejercicio de género. A pesar de ello, Breck Eisner muestra sus aptitudes en la construcción de dichas secuencias (como la del túnel de auto-lavado) y puede presumir de firmar una factura técnica envidiable, recordándonos una vez más al joven y entusiasta Zack Snyder. ‘The Crazies’ es en resumen una experiencia terrorífica que sabe jugar muy bien sus cartas para ocultar sus carencias y que vuelve a demostrar que la mezcla de la mente de Romero con el estilo e inquietudes de las nuevas generaciones de directores, es una combinación ganadora. Pero sobretodo, es una película que, al superar de forma tan evidente a su antecesora, da sentido y renovada credibilidad al concepto remake.
Nota:
6 / 10
por Víctor Esquirol Molinas
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