¿El fin justifica los medios? Híbrido de alma ochentera entre el cine de John Hughes y 'Los cazafantasmas', Javier Ruiz Caldera deja atrás el amargo recuerdo de aquella estupidez a la altura del genio creativo de Jason Friedberg & Aaron Seltzer llamada 'Spanish Movie' para ofrecernos en esta su segunda incursión tras las cámaras una respuesta mucho más convincente, creíble, ética y responsable a la pregunta que abre esta crítica. ¿El fin justifica los medios? De igual manera que muchos se la encasquetan a Maquiavelo porque en esencia resume muchas de sus ideas -aunque se supone que nunca la dijo-, también se la podemos encasquetar a 'Promoción fantasma' porque en esencia resume el concepto de una película que, ya sea para los vivos o para los muertos, hace de su solvencia a la hora de provocar la carcajada la justificación de su escasa entidad como cualquier otra cosa.A diferencia de lo que sucedía con 'Spanish Movie', una hábil y divertida campaña de promoción que por desgracia trajo consigo algo que promocionar carente de gracia que algunos incluso tuvieron los mismísimos de considerarlo una película (broma de mal gusto que ni se olvida ni se perdona...), en 'Promoción fantasma' sí nos encontramos con el fruto que cabe esperar de una pretendida comedia, las risas, y además en una dosis tan generosa y constante que en no pocos momentos alcanzan la consideración de pura carcajada. No sólo eso, sino que además esta vez Javier Ruiz Caldera, aunque sólo sea por disimular, le ha dado a sus intenciones forma de algo que podemos reconocer abiertamente como una película, es más, como una digna película aun a pesar de unas evidentes limitaciones y unos sentimientos muy básicos que ponen de manifiesto su condición de simple envase, de lo que vendría a ser el envoltorio que de cobijo al por otro lado muy apreciable y saludable sentido del humor del que hace gala la producción.
No el único pero sí su mayor acierto, 'Promoción fantasma' es una producción plenamente consciente de que es aquello que pretende ser, un ligero pasatiempo que se define a través de su eficacia, modestia y simpatía tanto para bien como para mal, y para lo cual se vale de una franqueza que hace valer su intrascendencia como el mejor antídoto ante cualquier otra posible (e inútil) ambición que pueda hacer mella en la moral del espectador más estúpido (o avaricioso). A la manera de aquellas comedias ochenteras sin mayores aspiraciones que nos incitaron a no perdernos ninguna de un Chevy Chase convertido en gurú del humor, y con una banda sonora empleada con mucha habilidad nostálgica, Caldera toma prestado ese espíritu desprejuiciado (netamente norteamericano) de sincero y humilde producto de fácil consumo y mejor digestión que al servicio de la audiencia brinda la oportunidad de justificar que más vale acompañado que abandonado, y que quien tiene un amigo con quien ir al cine tiene un tesoro con el que compartir 90 minutos de desenfreno cómico cuando nos lo ponen como no se las ponían a Fernando VII... como es el caso.
Puede que 'Promoción fantasma' carezca de por ejemplo la solidez formal de otras comedias de similar trazado como 'No controles' o 'Primos', dos producciones que sacrificaban parte de su ingenio en favor de resultar más consistentes como películas, pero eso se debe básicamente a una premeditada apuesta sin reservas por anteponer el humor... ¿El fin justifica los medios? No es que 'Promoción fantasma' sea una buena o mala película, cuestión por otro lado completamente irrelevante, pues se trata más de cumplir allí dónde y cómo se ha propuesto cumplir de cara al espectador, algo que consigue apoyándose además en algo fundamental de todo filme que depende de su carisma para sobrevivir, su inmaculado reparto sin fisuras en donde destaca ese Raúl Arévalo impoluto al que se hace difícil no querer como el típico pobre hombre sin oficio ni beneficio. 'Promoción fantasma' puede que no sea la mejor comedia estrenada en mucho tiempo, expresión muy manida pero útil cuando nos viene en gana, pero si es probablemente una de las más divertidas, tanto que uno es incluso capaz de perdonarle a Caldera (que no olvidar) esa 'Spanish Movie'... porque en este caso el fin sí justifica los medios, y de además de laaaaargo.
Nota:
6.75
por Juan Pairet Iglesias