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'Messi': Los biopics son así

Vía El Séptimo Arte por 31 de diciembre de 2015

Cuando se dedica una película a una persona, es porque ésta ha ayudado significativamente en su proceso de gestación, o quizás porque ''sólo'' se ha limitado a dar ese empujoncito final sin el cual dicho trabajo no habría podido llegar a ver la luz. Es el caso de, por ejemplo, Nicolas Winding Refn, quien decidió acordarse de su amigo y casi guía espiritual (qué peligro...), Alejandro Jodorowski, en los créditos de apertura de 'Sólo Dios perdona'. Aunque desgraciadamente, existen otros motivos. Otros mucho más obvios y, por supuesto, funestos. Saltan ahora al terreno de juego intenciones filo-sensibloides con las que más de un autor, totalmente carente de, precisamente, sensibilidad, ha querido justificar su torpeza a la hora abordar determinada(s) temática(s) o personaje(s). Pero vivimos en una sociedad presuntamente civilizada, y el beneficio de la duda es un derecho que hasta las producciones más sospechosas se merecen.

'Messi' es una película-documental dedicada a Jorge ''Topo'' López, periodista argentino fallecido durante la celebración del último Mundial de fútbol de Brasil, en un trágico accidente de tráfico, cuyas circunstancias son demasiado peliagudas (e incómodas, especialmente para las autoridades del país anfitrión de dicho evento) como para ser abordadas en estas líneas. Además, éste es al fin y al cabo un filme que gira en torno a otro personaje. A otro astro, si se prefiere, que ni mucho menos se ha despedido (ni parece que vaya a hacerlo a corto-medio plazo) de nosotros. Sale pues a relucir uno de los muchos tics de un cosmos deportivo que a la vez es claro reflejo de los tiempos que nos ha tocado vivir. Esto es la tiranía de la inmediatez, la cual nos obliga, con enfermiza vehemencia, a que nos adelantemos incluso a lo que todavía no ha sucedido.

¿Biografías de deportistas a los que todavía les quedan, por lo menos, diez años de vida profesional? Existen. De hecho, las librerías van llenas (qué vida...). ¿Películas cuya principal motivación es celebrar la gloria de uno de los mejores jugadores de la historia del deporte rey? Las hay, también. Faltaría más. Pero, ¿y si todavía no lleva a vislumbrarse la fecha en que la estrellita de marras vaya a colgar definitivamente las botas? Por lo visto, este requisito a priori tan fundamental, ya no lo es tanto. Y visto con perspectiva (con la poca que nos ha dado el escasísimo tiempo transcurrido), la premisa no es tan descabellada como pudiera sonar en un principio. No en vano, 'Messi' dista mucho de ser un producto surgido de algo como podría ser el rigor periodístico (sin importar demasiado lo que esto signifique), es más bien aquello en lo que tristemente acaban convertidos casi todos los biopics: en un ensalzamiento, y no en una indagación; en un ejercicio de mitomanía, y no en una reflexión objetiva, en teoría mucho más apetecible.

Dividido en dos partes que duran prácticamente lo mismo que un partido de fútbol cualquiera, lo nuevo de Álex de la Iglesia (esto debería dolerle...) gira siempre alrededor de la ya mítica (ahí está el qué) estrella argentina. Con la excusa de una reunión-cena conjunta (pero por separado) de celebridades del mundillo y personas que forman parte de la esfera más íntima de Lionel Messi, Jorge Valdano (hablando de Dream Teams) escribe un folleto centrado primero en explorar (siendo generosos) los orígenes humildes del ídolo y después en regodearse en las impresiones que los invitados van compartiendo durante la velada. Como era de esperar, la sentencia ''Es un genio'' se repite hasta que el verbo, el determinante y el sustantivo pierden por completo su respectivo significado. También parece que vaya a hacerlo la propia noción del biopic, que en esta ocasión se presenta tan estirada y relamida que hablar de caricatura es quedarse muy corto.

Los episodios en los que se recrea la infancia del joven Leo son tan torpes, cursis y autocomplacientes que hasta parecen superarse las fronteras que nos llevan de lleno a los peligrosísimos territorios de la TV-movie más ñoña. Ni rastro de espíritu crítico (y no será por falta de manchas negras en el historial), ni mucho menos (y esto es peor) de la personalidad de un cineasta que, para colmo de males, va sobrado de esto. La etiqueta de ''Encargo'' amenaza constantemente con aplastar cualquier atisbo de dignidad del filme... aunque cuando menos lo esperábamos, se da una de estas remontadas que, si bien no consiguen la victoria, al menos sí sirve para que los jugadores puedan abandonar el terreno de juego sin miedo a ser lapidados por sus propios seguidores. La bronca en el vestuario durante la media parte da sus frutos, y éstos se materializan en algo tan involuntario como, qué cosas, precioso.

Por supuesto, no hablamos de la relectura de los capítulos de una historia que, al menos, los integrantes de la parroquia culé nos sabemos al dedillo, sino del hecho de instalarse en ese sucio y, aun así, divertidísimo pozo de pasiones (además de otras pulsiones bajísimas) que son las tertulias futboleras. Aquellas en las que el montador tiene que hacer auténticas virguerías para que Johan Cruyff sólo confunda el género masculino del femenino en una de sus intervenciones (¡increíble!); aquellas en las que uno se entera de que José Manuel Pinto comparte mesa con Gerard Piqué, Andrés Iniesta y Javier Mascherano... media hora después de que hayan servido el primer plato. La escasa implicación del director con la figura que alimenta y justifica el proyecto, se ve compensada por la proximidad y comprensión del tsunami emocional que suele acompañar el espectáculo más grande de todos. Como siempre, los habrá que sean más de Diego Armando, pero en el fondo tanto unos como otros estarán rindiéndole culto al mismo d10s, es decir, a ese dichoso juego de la pelotita que alimenta tantos, piques, discordias, incomprensiones y, a la postre cenas (y digestiones) memorables.

Nota: 4,5 / 10

por Víctor Esquirol Molinas

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