Siete años después de haberse visto obligado a dejar su puesto en la policía de Nueva York por un escándalo producido por un desafortunado tiroteo, el detective privado Billy Taggart (Mark Wahlberg) es contratado por el alcalde de la ciudad, Nicholas Hostetler (Russell Crowe), para que investigue la presunta infidelidad de su mujer (Catherine Zeta-Jones). Pero cuando el supuesto amante de ésta aparece muerto, las cosas se complican mucho más de lo que Taggart podría haber previsto. El detective, que no tarda en descubrir que no era más que un peón en una partida mayor, se adentra en la zona gris que une los mundos del crimen, la política y los negocios...

Si esta es una de esas ocasiones en las que me he permitido el lujo de incluir la sinopsis oficial como parte de esta pantomima... es porque es una de esas veces en las que no hace falta decir mucho más, no al menos mucho más que merezca realmente la pena ser dicho. Tras una interesante pero relativamente fallida carrera junto a su hermano -'Desde el infierno', 'El libro de Eli'- Allen Hughes prueba suerte en solitario con este thriller sobre el lado oscuro de la política, ese mismo con el que en los últimos tiempos tanto nos estamos diviertiendo los españoles mientras nos tomamos la cañita de rigor en el bar de la esquina. Quizá por esto mismo, al lado de los tejemanejes intuidos a través de los papeles de Bárcenas, el fondo de reptiles o el primo de Zumosol, entre otros muchos de todos los colores, el conflicto que plantea 'La trama' nos parece tan poco estimulante... o más bien, tan poco creativo a la hora de desarrollar un argumento que palidece ante una realidad sospechamos bastante menos ejemplar y más sucia.

Cojan la sinopsis oficial de la cinta, el primer párrafo de este documento que pueden utilizar en contra mía, se lo permito, y apliquenla sin descaro ni demora tanto a los cánones habituales del género como a las constantes del cine más comercial y acomodaticio de Hollywood, ¿qué nos queda? Pues eso, un título de sobremesa, básicamente, por más que en su cartel estén el amigo de 'Ted' o el padre de 'El hombre de acero'. Porque aunque la mona se vista de seda... mona se queda. Y aunque a 'La trama' se la vista con una puesta en escena solvente y un reparto aún más eficiente, capacitado más que de sobra para posar ante la cámara, sigue siendo una producción comercial más bien del montón y completamente alimenticia, una especie de Constantin Costa-Gavras o Sidney Lumet para públicos poco exigentes, tan evidente en sus planteamientos como una serie infantil y con la capacidad para incordiar enterrada bajo su condición de mero relleno sin personalidad.

O dicho de otra manera, 'La trama' es un aceptable pasatiempo cuya principal enemigo es su propia corrección, la misma que no le permite sacar la cabeza más allá de los convencionalismos que terminan por ahogar un argumento que carece de malicia, profundidad o perspicacia. Aunque en un primer momento parezca querer abarcar una escala completa de grises lo cierto es que en el mundo de 'La trama' todo termina siendo blanco o negro, una visión harto simplista de "la zona gris que une los mundos del crimen, la política y los negocios" y un título "muy limpio", para entendernos, casi lo menos que un vistazo desde la barrera y sin mancharse los zapatos. Un filme, en resumen, de maneras tan obvias que incluso es difícil concederle el beneficio de la duda por más que entretenga, por más que distraiga... al menos hasta el momento en el que, ya cerca del final, se desvanece la esperanza de que exista un as bajo la manga mejor que el sempiterno recurso del, bueno, en fin, ya se lo pueden imaginar...

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex