'La saga Crepúsculo: Eclipse' - Robert, Kristen, Taylor y otros chicos del montón
Ya está aquí, después de una larga espera mediática el nuevo capítulo de la irritante saga 'Crepúsculo' llega a los cines de todo el mundo. Y al igual que los dos títulos precedentes sólo hay dos alternativas posibles con las que afrontar su propuesta: El amor o el odio. Eso sí, incondicional de cualquiera de las maneras y sin posibilidad alguna de dar un paso atrás que denote debilidad en nuestra convicción. No hay alternativa posible, es lo que hay y como tal es lo que es, ni más ni menos. Y es que precisamente en esta falta de término medio reside el encanto, por llamarlo de alguna manera, de una franquicia que, siendo justos, ha sabido jugar sus bazas con la suficiente inteligencia como para saber el cómo y a qué apostar, y además con cierta solvencia a pesar de su nula predisposición por ampliar horizontes.
De partida declaro sin pudor alguno mi falta de empatía hacia los antecedentes de este relato, con lo que es evidente que la opción de lucir el sanguinario machete que todo buen cinéfilo lleva presto a esgrimir indiscriminadamente al más mínimo síntoma de indolencia cinematográfica es tan previsible que resulta hasta del todo improcedente y un punto estúpido. Porque, dicho de otra manera, es como pedir que te den una patada en los huevos para luego echar en cara que te la han dado, y pretender que ésta no duela no cambia el hecho de que verdaderamente duela: No es el concepto, sino cómo lo vemos. Recurso que de tan gratuito se hace indispensable en producciones de esta calaña como tan absolutamente irrelevante por su escasa trascendencia, la pataleta infantiloide se merece más ser sustituida por el apreton de dientes y aguardar a que pase pronto. Ser o no ser, he aquí la cuestión, y si negamos de partida la base el problema es nuestro, no de lo que se proyecta en la pantalla.
'Eclipse' es la prolongación natural de 'Luna Nueva', una continuación sostenida en los mismos elementos que arriesga lo mismo que se complica, el mínimo indispensable, sin por ello temer en absoluto al qué dirán "los otros". Poco importa que el nombre de Chris Weitz haya sido sustituído por el de David Slade, salvo detalles tan fugaces como nimios, porque esta gallina de los huevos de oro que es la franquicia está ferreamente orquestada desde las filas de la producción para salvaguardar que su impacto y rentabilidad entre sus hormonados espectadores objetivos garantice la estabilidad económica de un negocio redondo. Y es que si algo funciona, ¿para qué cambiarlo? Da igual su morosidad narrativa, la simpleza de los conceptos que maneja, la inconsistencia de su argumentación o la constante sensación de ser una idea alargada hasta la extenuación y que, llegado el momento de la culminación, sea resuelta de forma tan concisa, torpe y fría que hasta duela. Problemas menores e intrascendentes, como quien dice.
Deudora de la palabra impresa que le sirve de guía y consecuente con la fidelidad de su público "teenager", nada nuevo luce bajo el sol, la historia sigue rindiendo pleitesía a un chisme de patio de colegio y el epicentro de su narrativa sigue basculando casi en exclusiva en torno al manido triángulo amoroso formado por los sosos Bella, Edward, y Jacob, hierática y tediosa representación de un amor de pandereta, subrayado y recalcado hasta la saciedad en un reiterativo devenir "slow motion" de secuencias asépticas que sirven para, como en su predecesora, telonear para algún que otro acontecimiento que sucede en los últimos 30 minutos. De vez en cuando, eso sí, algún que otro interludio ajeno se escapa y anima un tanto el cotarro, pasajes cuya brevedad, concisión y fuerza debieran servir de ejemplo a un relato que sufre de una atrofia rítmica por la imposición de un modelo con olor a pedo hueco.
Un nivel técnico tan aceptable como corriente, en el que sus descaros digitales toman forma ante la convincente fotografía de Aguirresarobe que es probablemente lo mejor de la saga, con una correcta partitura de Howard Shore apuñalada de vez en cuando por el "tracklist" del CD a vender en la puerta del cine, con el apoyo de un nutrido aunque impersonal plantel de secundarios que ni pinchan ni cortan, pero que tampoco molestan ni desagradan, este tercer capítulo de la franquicia es más o menos lo mismo que cabría esperar que fuera, si acaso un punto mejor por cuanto su propia inercia le obliga a concluir algún que otro cabo suelto generando algo más de tensión que su soporífera predecesora. Pero ni engaña ni lo pretende. Y no es más que lo que es: Una especie de versión sms de 'Star Wars' para los que aún no han recibido ni una sola hostia en nombre del amor. O algo así. Y tan estúpida que criticar su propia estupidez resulta igualmente estúpido.
Nota: 4.0
por Juan Pairet Iglesias
oremos por que eso no pase xDD
Es cierto que el registro de los protagonistas es bastante escaso, vamos que con los planos de una única secuencia podrían realizar toda la película, cambiando escenarios y tal. Claro que también es cierto que sus personajes posiblemente no den para más, demasiada melancolía, ¡hay que reír más!.
Me gustaría destacar el papel de Kellan Lutz, que si bien no tiene demasiado protagonismo, es el que más me "impacta" como vampiro.
Sí que eché en falta algo más de acción en esta entrega, y no me gustó el cambio de actriz con Victoria.
Oño que crítico he sido
Nota: 7.
4 - mala.
5-7 buena, interesante, pasable, notable
8-9 buenísima, obra maestra
10- Perfecta, por el momento no he visto ninguna película de 10.
naturalmente ninguna de las 3 pasa del 4, (la 2 la mejor), y que nadie me venga diciendo que "según mi criterio es muy buena" porque la frase correcta es: "según la moda es muy buena", vamos todas estas fans siguen una moda, por favor es que no pueden ver cine de verdad.(aparte que los actores son mas malos que yo, alguno quizá es pasable)
La primera tenía la historia de amor, que aunque fuese plana al menos tenía el factor presentación y un poco de encanto en torno al mundo vampírico. La vi hace mucho e igual me pasé con la nota, pero no me aburrió nada. Después en la segunda entró el lobito que va sin camisa y el triángulo amoroso dio algo de juego, además de que Los Volturis al final dieron divertimento y acción. Quizá también porque la vi en VO y eso la ayudó a subir décimas.
En esta tercera parte no se avanza absolutamente NADA, aunque sí es cierto que no me he aburrido, quizá de la risa que me provocaron escenas como la de la tienda de campaña o cuando se mencionaba el celibato sexual de ella. La amenaza de los "villanos" en esta peli está muy mal llevada así como el rollo que se traen Los Volturis y los paupérrimos enfrentamientos entre lobos-vampiros. Todo rematado con los cuatro efectos especiales del Mercadona y cuatro maderos mal puestos... ni explosiones, ni sangre, ni persecuciones ni nada. Summit Entertainment se frotará las manos al ver cómo las hordas de quinceañeras ven la mierda de peli que han hecho, y encima saliendo del multicines de turno a moco tendido porque Bella quiere más a Edward que a Jacob.
Un 3.50/10. Veremos a ver cómo acaba la última peli, porque la historia, por suerte como por desgracia, me la sé.
¡¡¡ A dónde vas jefe !!!
Le doy un 5.