El guión de un biopic cinematográfico tiene ciertas características que intentará lograr para llevar al éxito y al reconocimiento a su director y actores. Lo importante es mostrar la mejor faceta del personaje sobre el que se escribe, porque si no, ¿para qué hacer una película sobre él/ella? Debe mostrarse a la persona en sus momentos más triunfantes y que el espectador compruebe que pasó a la historia por sus méritos. “La Dama de Hierro” cumple esos requisitos, pero sin llegar a ser la película que se podría esperar. Margaret Thatcher fue Primera Ministra del Reino Unido entre 1979 y 1990. Ahora, a sus 80 años, y exiliada en su casa, recuerda aquella época en la que tuvo que lidiar con revueltas y conflictos como la Guerra de las Malvinas. “La Dama de Hierro” presenta la vida política de Thatcher desde el principio de su carrera hasta su declive.
Esta película se puede ver tanto si conoces la historia y pormenores de Margaret Thatcher como si no se sabe nada sobre ella. Pero siempre hay que ser consciente que, seguramente, la película no cuente toda la historia del personaje. En este caso tanto la guionista Abi Morgan, como la directora Phyllida Lloyd (“¡Mamma Mía! La película”), han elaborado una historia que, mediante flashback, relata la vida de la que fuese la mano firme de Reino Unido durante más de una década. Se han encargado de crear un personaje fuerte, con las ideas muy claras desde el principio e intentando ser fieles a la historia, incluyendo los hechos más relevantes (siempre para quien escribe la historia) que la Primera Ministra vivió.
La película intenta alcanzar un grado de madurez a través de primeros planos y tomas donde la imagen dice más que la palabra. Momentos dramáticos donde se utilizan bien tanto la iluminación, como la música y la puesta en escena. Pero sólo logra alcanzar el top ten de los telefilmes de gran producción. El mismo resultado daría si se estrenase como miniserie en la televisión que película en el cine. Transmite grandeza, emoción, rigor, pero no persigue convertirse en un filme para todos, sino que, más bien, parece ser una película creada por ingleses para ingleses. De hecho, tanto directora como guionista son de nacionalidad inglesa. Transciende esa pequeña línea por la gran interpretación de sus actores, empezando por la espectacular Meryl Streep (“Los puentes de Madison”), quien se encarga de encarnar a una Margaret Thatcher que quiere escapar de su pasado, superarlo y vivir en paz. A su alrededor personajes que contribuyen a que el personaje y la historia crezcan, porque no todo el peso lo lleva Meryl Streep. Por muy buena actriz que sea, cosa que no necesita demostrar porque lo ha hecho innumerables veces, esta película tiene el matiz añadido de que se nota el apoyo de unos personajes en otros, característica que transmite al valor de la película. La fuerte personalidad de Margaret Thatcher no valdría si no se apoyara en gente que la rodeaba, como su marido, interpretado con nota por Jim Broadbent.
Todo está medido: desde una mirada, un gesto, el traspaso de una escena a otra, una sombra.. Todo controlado para presentar el ambiente inglés de una conservadora inglesa que llegó a lo más alto en un mundo de hombres. Que luchó por llevar una nación hacia el reconocimiento, aun ganándose descontentos. Una mujer que en la actualidad, no conserva casi nada de aquella época.
“La Dama de Hierro” transciende y tiene importancia por los actores que trabajan en ella, por los momentos históricos que llegamos a conocer gracias a la ficción (dato que no se debe olvidar) y porque desarrolla la personalidad de una persona que tiene un interés para el público. Pero se queda en un simple comentario “no está mal” porque es una película discreta, sin grandes alardes. Quizás esa característica es la que la hace grande, pero no para una pantalla de cine.
Nota:
6.0
Por Rocío Campos