'Una ronda más' - Qué vida, ¡qué bonita y linda vida!
Cuando se habla de cine, de una película en su concepto más físico, la fracción de sus partes tiene diferente importancia para cada persona. Hay gente que lo que más valora es el "opening", gente que estima por encima el guión y gente que siente que las actuaciones son la parte más importante de un filme. Una de esas partes que quizá es la que más consenso genera en términos de relevancia es el epílogo, la secuencia final de una obra. Pues hay veces, ocasiones muy especiales, donde los astros cinematográficos se alinean y, a una película que ya estaba siendo magnífica de por sí, se le suma un final absolutamente maravilloso. Eso es lo que pasa en 'Otra ronda', la última genialidad que ha conseguido el danés Thomas Vinterberg.
Es una película diván, porque diserta desde un prisma categóricamente analítico sobre el alcohol y sus aristas sociales. Es como una tesis doctoral aderezada de una comedia con forma convencional pero tremendamente efectiva: siempre va a funcionar ver a alguien borracho en el cine. Hasta se podría calificar al filme de acontecimiento, porque se atreve a ser seria con un tema enterrado en la gracia. Vinterberg, en una cesión absoluta de su vergüenza al arte, demuestra que se tomó muy en serio a Homer Simpson cuando este dijo en aquel capítulo de Los Simpsons sobre la Ley Seca aquello de "¡Por el alcohol, causa y solución, de todos los problemas de la vida!".
Es muy fácil comprometerse a lograr algo tan complejo cuando cuentas con un actor como Mads Mikkelsen en tu reparto. En su segundo trabajo juntos tras esa tremenda película que fue 'La caza' en el año 2012, Mikkelsen firma un profundo trabajo de matices, de control corporal y verbal y sobre todo de frenesí cuando el guión lo demanda. Sus amigos catedráticos en la ficción perfilan la trama desde sus aristas personales y van surtiendo al relato de gags divertidos, momentos dramáticos y transición narrativa entre ellos, pero es Mads el que acepta la responsabilidad de exprimir un personaje dual debido a la ebriedad de su estado, saliendo triunfante de su catarsis. Una lástima que los Oscar no se hayan acordado de él.
Podría apostarse dinero a que 'Otra ronda' será una película de la que se hablará durante mucho tiempo por lo que simboliza su final. Ese cierre es una total liberación del protagonista después de un período de cautividad emocional, algo que es fácilmente equiparable a las ganas que tiene este mundo de salir de la cárcel sanitaria en la que el coronavirus ha enjaulado al planeta. Es imposible que usted no vea la película, oiga ese "What a Life" de Scarlet Pleasure que ya endulzaba el tráiler de la cinta y no sienta como la vida choca contra su actualmente restringida alma con el ímpetu de una ola. Vayan al cine y gocen la película, pero sobre todo maravíllense con su final, porque el cine es mágico por finales como los de 'Otra ronda'.
Por Jesús Sánchez Aguilar
@JesAg_