'No mires arriba' - O te tropecerás
A Adam McKay finalmente se le ha ido: Si 'El vicio del poder' era una película que iba y venía, 'No mires arriba' es una película que se va. O que se deja ir, abandonado a la misma suerte que las secuelas de 'Torrente': La caricatura fácil, el trazo grueso y los cameos de famosos. El cineasta se viene demasiado arriba y cae en el exceso, por lo general gratuito que causa que personajes como Tony Stark o Jack Sparrow pasen de ser graciosos a resultar cansinos.
De hecho, en un momento de la película DiCaprio dice algo así como "¿Podéis dejar de pintarlo todo tan... bonito? No todo lo que se diga tiene que ser puñeteramente ingenioso, encantador o simpático en todo momento. A veces tenemos que ser capaces de decirnos cosas". No es la única línea de diálogo en la que los personajes no parecen advertir sobre el meteorito que se cierne sobre la Tierra, sino sobre la película que tenemos ante nosotros.
Una gracia de Saturday Night Live alargada durante más de dos horas que acaban siendo pesadas, dado que la película, bajo su lujosa apariencia o el glamour de sus protagonistas, no es más que una especie de 'Borat, siguiente película documental' pasado (aún más) de rosca. Un fino hilo conceptual más que argumental, con marcada vocación política y aderezado con sketches improvisados sobre la marcha y bajo la apariencia de ser una película.
Más, no es una película ni tampoco una sátira, sino más bien una sucesión de chorradas millonaria que por si fuera poco, al final, cuando ya todo está perdido, intenta ponerse (un poco) seria. Como si un meteorito impactando contra la Tierra valiese más que las emociones a las que puedan dar forma las 1.000 palabras de un buen guión. Como si tuviera algo que decir que no pudiera decirse en un post de Instagram cuando en resumen, se trata de puro postureo.
Porque en 'No mires arriba' nada importa, y partiendo de su propia base, pocas cosas sorprenden: Sin un auténtico guión o motor dramático que arme algún tipo de narrativa, los chistes y gags, lo que sucede y deja de suceder de tan trivial, vienen a ser lo esperable y previsible. Como acabó sucediendo con 'Torrente', el chiste se contaba solo. 'No mires arriba' es como ese tipo con pinta de loco que está en una esquina con un cartel de "El fin del mundo es hoy".
Esto es, lo que en otras películas sería un gag aquí pretende ser una película. En realidad, un capricho interesado. 'Borat, siguiente película documental' era más corta y menos agotadora, y tenía un final que te volaba la puta cabeza y compensaba cualquier cosa. Aquí sólo hay millones de dólares que podrían haber servido para no sé, financiarle diez películas a Mike Leigh. Pero claro, el algoritmo es el algoritmo. Y como diría Peter Isherwell, la pela es la pela.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex