'Las olas' - El flujo y el reflujo
El título español de 'Waves' deja más o menos claro en torno a qué gira la tercera película de Trey Edward Shults: Cuál es el.... concepto. La tercera película del director de 'Krisha' y 'Llega de noche' gira en torno a esos momentos que marcan nuestra vida, mucho más allá de ese sólo momento. Para siempre. Para todo el metraje. Esos momentos que nos siguen, o nos persiguen, que nos definen o que nos condicionan durante buena parte de nuestra existencia como seres que conciben el tiempo como algo lineal. Esa mochila que cargamos del punto A al punto B de nuestro viaje como seres emocionales que avanzan o retroceden, si bien sólo hacia adelante.
'Waves' además examina el amor en todas sus múltiples encarnaciones y muestra cómo, según en qué momento, este puede unir o separar. En palabras de su director, "esta película plasma los pros y los contras del amor, el amor romántico, el cariño familiar, qué significa sentir una pasión por algo y lo que pasa cuando todo se desmorona". 'Waves', en resumen, "muestra el flujo y reflujo de lo que Shults entiende como vida", lo que explica tanto el título como el lenguaje narrativo tan variado y ecléctico de una cinta que ante todo, como presunto melodrama familiar que suponemos que es, sorprende y descoloca a partes iguales por su desbocado libertinaje audiovisual.
Es fácil pensar en 'Waves' como un puñetazo en la boca del estómago ante el que reaccionar de dos maneras, como con el amor: Mediante la atracción o el rechazo. Es fácil pensar en 'Waves', pero no es quizá tan fácil dejarse llevar por un filme tan vigoroso e intimidatorio que, como su título sugiere, se comporta como el caprichoso oleaje de un mar que tan pronto está embravecido, tan pronto está en calma. Un filme además dividido en dos segmentos bien distintos, él y ella, asomando el segundo, más reflexivo, por un túnel cuando el primero, más explosivo, acaba de surcar la ola más grande. No es fácil, pero si muy estimulante y por momentos, tremendamente emotivo.
Al fin y al cabo todos somos personas, todos queremos o necesitamos querer a alguien, todos tenemos algo a lo que llamamos vida. Y una vida es una suma de sucesos que por más que sean lineales, distan de ser tan uniformes, narrativa o emocionalmente, como lo suelen ser las dos horas de cualquier película. Más que contar o narrar Shults trata de emular, tanto a través de la imagen como del sonido, el estado de ánimo de una existencia que se desarrolla día a día. No es tanto una historia de principio a fin, como la suma entrelazada de un pedazo de la vida de los cuatro integrantes de una familia que van y vienen de manera independiente. Que van... y vienen. 'Waves'. Olas.
'Un momento en el tiempo' no es un drama condescendiente, ni una apuesta académica o de estudio... como por otro lado corresponde a una producción de A24, siempre a favor de salirse del camino claramente trazado en el suelo. Su estupenda y resonante apuesta audiovisual envuelve un relato claramente dramático que trata de sobresalir por encima de cualquier etiqueta. De dar la nota: Trey Edward Shults es como ese joven recién salido de la Escuela de Cine que a la primera quiere dejar claro que se ha aprendido la lección. Y que quiere probarlo todo, no vaya a ser que no tenga ninguna otra oportunidad de demostrar que es un alumno aventajado.
Como ese adolescente con el que comienza la historia, alguien preparado y predispuesto a comerse un mundo que no quiere que le haga esperar... pero que después, como esa adolescente con la que acaba la historia, descubre que la vida no es un sprint, sino una carrera de fondo. 'Waves' es como la vida misma, un chorreo fortuito y no siempre estable de emociones que van dando lugar a la historia de cada uno, y a su vez, a la historia de los que nos rodean. Un filme duro pero a la vez tierno y conciliador. Un puñetazo en el estómago tan agrio e irregular como enérgico y apasionado que nos deja con dos opciones: El rechazo o la atracción.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Al hilo de lo comentado por Soprano, es de esas películas que cotiza al alza cada vez que alguien me la recuerda.
Sabe tocarte en lo más adentro y esto es gracias a muchas cosas empezando por sus excelentes actuaciones. Aunque una de las mayores cualidades del film es su atípico pulso narrativo (incluso arriesgado diría), con un ritmo y montajes muy potentes a nivel audiovisual, a veces pausado, a veces esquizofrénico.
Una joya que no deja indiferente y que sin duda, está y estará entre las obras destacadas de 2020 y que perdurará en la memoria e incluso ganará con revisionados y con el tiempo.
Nota: 8