'Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald' - Se aceptan muggles, parte II
Como tantas otras veces antes (aunque no siempre lo advierta), me voy a permitir reutilizar la crítica de una película para hablar de su secuela. 'Animales fantásticos' tiene algo que no tienen ni mucho menos todas las franquicias: Muchísimo dinero a su disposición. Una burrada. Aunque a diferencia de por ejemplo lo que ocurre en muchas superproducciones de presupuestos "pornográficos" de Disney como 'Alicia a través del espejo', parece un blockbuster antes que una mera excusa para gastar, gastar y gastar como si no hubiera un mañana.
Soy poco conocedor de un mundo como el de Harry Potter hacia el que nunca ha sentido especial interés. Sin embargo, si siento curiosidad por las aventuras de Newt Scamander; cosas de la edad, supongo: Harry Potter me pillo muy mayor mientras que Scamander es de mi quinta. Ambas, como es de esperar, comparten un gusto similar por una apabullante (e incesante) retórica audiovisual de primera categoría sustentada en el apoyo incondicional de sus responsables, confiados a su vez en el apoyo aún más incondicional de una horda de fans sedientos de más, más y todavía más.
Una sobreabundancia de elementos ornamentales y efectos especiales de la que ambas acaban siendo también víctimas, por cuanto acaban dependiendo de la misma para adquirir sentido. Al igual que pasaba en 'Animales fantásticos y dónde encontrarlos', en esta 'Los crímenes de Grindelwald' no hay prácticamente ningún elemento (o al menos no lo parece) que no se presente supeditado a cualquier tipo de efecto, principalmente digital, que lo justifique. Tanto como para que se repita aquella misma sensación bravucona de "poner los huevos sobre la mesa".
Porque puede. Porque quiere. Porque lo vale.
Y es que la Warner Bros. cuenta con una aliada de un valor incalculable: La propia creadora del universo que pretende exprimir. J.K. Rowling es un activo muy valioso, aunque no por sus dotes poco más que correctas como guionista, sino por el respeto del que hace gala en todo momento hacia sí misma, hacia su obra y sobre todo hacia el público, sea este uno de los habituales o un turista como un servidor. No es, en resumen, una mera excusa para gastar, gastar y gastar como si no hubiera un mañana que no vaya a juzgar la honestidad de tus acciones.
A este (a veces excesivo) respeto hacia cualquiera con una poca predisposición hacia la magia (coreografiada con desigual acierto por David Yates) cabe añadir la auténtica razón por la que estos 'Animales fantásticos' son de (de nuevo) una gozada (de nuevo) por encima de sus posibilidades como película: Su capacidad para salpicar cada escena con de todo tipo de hallazgos y efectos ornamentales que puedan, salvando las distancias, evocar a esa misma sensación de magia, ahora ya un poco más talludita, que pudo experimentar un chavalín al conocer a Harry Potter.
Lo que (de nuevo) define a 'Los crímenes de Grindelwald' es su capacidad de sugestión a través de la constante inventiva de estos detalles. Puede que, de nuevo, todo lo demás no acabe importando gran cosa del mismo modo que, de nuevo, da un poco lo mismo. Warner "pone los huevos sobre la mesa" porque J.K. Rowling le da una buena razón por la que pagar la factura, logrando (de nuevo) un blockbuster que funciona al justificar su aparente exceso gratuito de estupendos fuegos de artificio con una creatividad que deja en fuera de juego a esa misma apariencia.
Y van dos, dos de cinco. Y las que sean.
Por encima de sus propias limitaciones, de la propia irregularidad de un filme capaz de combinar tantas escenas resueltas con un evidente amor como tantas otras resueltas con un no menos evidente pasotismo. Aquel continuo goteo de apuntes es que lo da brillo, sentido e incluso fundamento a una de esas funciones en las que prevalece el juego en equipo, los aciertos ante los desaciertos. Destaca el conjunto, y sobre todo, el firme conocimiento de a quién va dirigida esta película que se siente mucho más cómoda como una espectacular y emocionante atracción de feria. De nuevo.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
A mí Potter me daba un poco igual, nunca me llamó la atención salvo cuando lo dirigió Cuarón. 'Animales fantásticos' no es que me entusiasme, pero es una película en la que no pasan 5 minutos en los que no suceda algo visualmente extraordinario. Al guión le falta, pero como obra audiovisual me parece muy por encima de la media. Pocas superproducciones lucen tan bien como esta en ese sentido.
Siempre puedes ver la primera. Puede valer como precuela "única" si no quieres continuar.
Un 5.