Un clásico del operador de teclas, recurrir al lenguaje empleado en la propia película para tratar de definirla (en un evidente intento, no siempre afortunado, por resultar ingenioso).

Caso práctico: 'Talentos ocultos' y las matemáticas.

Si trasladamos la película al lenguaje matemático (que uno "de letras" pueda comprender), 'Talentos ocultos' vendría a ser una ecuación tosca y rudimentaria en la que no hay una X que aporte algo de duda o emoción; tan poco emocionante como para que no suponga ningún reto para uno "de letras". Sumar, restar, multiplicar y dividir. El ABC de las matemáticas, y el ABC de ese cine progre siempre tan en boga en Estados Unidos. No por casualidad en y por Estados Unidos, no necesariamente en... no sé, en una España dónde la historia mira hacia otros lados.

Se entiende que en USA triunfe una película tan ombliguista y americana como 'Talentos ocultos'. Tanto como se entiende, incluso se diría que se asume (por parte de sus responsables, por parte de cualquier otro), que no lo haga fuera de allí. Si es que (les) importa. Cuestión de lo que llevamos en los genes, de lo que heredamos de la historia. Y cuestión también de cómo se cuente, porque no basta con una buena causa por mucho que nos pueda importar, y de a quién se lo estén contando... que usted me disculpe, pero he aquí uno que ha nacido en Huesca, no en Tennessee.

A efectos prácticos, lo de 'Talentos ocultos' son matemáticas de escuela primaria. E igualmente, a efectos prácticos, tan poco sutiles como para un público convencido, de antemano, de una propaganda tan pre-definida, tan pre-fabricada... ¿tan falsa? Y tan potencialmente aburrida a lo largo de dos horas por su corrección, su (falta de) vergüenza, su pulcritud, y su moralidad profident. Tan blanco (o tan negro), tan rancio. En la misma medida. Y lo que aparentemente importa, aparentemente es igual de trivial que una hoja de ruta que nos sabemos de principio a fin.

Quizá sea la ausencia del Bill Murray de 'St. Vincent', quizá sea que como le pasó a Tate Taylor con 'Criadas y señoras' lo de Theodore Melfi en aquella primera ver fue la suerte del principiante. 'Talentos ocultos' es lo que en Estados Unidos llamarían un "crowd pleaser" de manual que descarrila en la solemnidad de su evidencia, y sobre todo, en la ausencia de alguna incógnita dentro de un recorrido que, básicamente, es una suma constante de unos, uno tras otro, uno tras otro, en la que nadie se anima, ni un poquito, a romper la buena conciencia pre-establecida.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex