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'No es más que el fin del mundo' - La vida y Dolan, Dolan y la vida

Vía El Séptimo Arte por 05 de enero de 2017
Imagen destacada Vía El Séptimo Arte por 04 de enero de 2017

No es necesario engañarse más: la vida es distinta después de una película de Xavier Dolan. Mucho y variado es el mundo que todavía no ha asistido a una sesión de cine proveniente del que todos llaman “L’enfant terrible”, algo así como una etiqueta para esos niños con más inteligencia, astucia pero sobre todo picardía, que sus adultos al cuidado. No es que corra una prisa mortal de necesidad el tener que ver la filmografía de Dolan, pero sí que, ahora que experimentar con el sentir en el cine está de rigurosa y objetiva búsqueda intencional, se antoja altamente recomendable contemplar una de sus obras para cerciorarse de que este chico de 27 años no es un cualquiera del negocio.

El realizador canadiense brinda con su último trabajo, 'No es más que el fin del mundo', un retrato magistral del caos familiar, donde es imposible no verse reflejado en muchas de las distintas situaciones que propone la historia. Un filme que rebosa un estilo de cine íntimo, personal, realista, rico en detalles y minucioso en el plano, y de una clase totalmente innovadora, volviendo a categorizar el género, algo que Dolan lleva haciendo desde su ópera prima, 'Yo maté a mi madre', allá por el año 2009. Es innegable el soplo de aire fresco para el cine europeo que ha supuesto este joven canadiense, y será igual de irreversible su influencia pasada la treintena de edad en el cine americano.

El uso de la música, potenciando la escena a niveles extrasensoriales, es un auténtico escándalo. Sólo alguien como el genio de Montreal es capaz de emocionar retrotrayendo el relato al pasado con Dragostea Din Tei de fondo, o arrollar a un espectador entregado a su merced por el clímax de la película con Moby cuando más que nunca el silencio regenta el visionado. A todo esto se le añade un trabajo de fotografía exquisito, resaltando al personaje en los primeros planos y dándole vida a paisajes interiores y cerrados. Todo obra de André Turpin, colaborador de Dolan en el pasado y creador de la atmósfera visual apabullante de la 'Incendies' (2010) de Denis Villeneuve.

'No es más que el fin del mundo' es como la 'Agosto' de John Wells, pero con una histeria rompedora. Es una joya contemporánea, una película espeluzante que reúne muchos arquetipos familiares que sufrían un insufrible hastío talentoso, que aborda temas que son tabú en muchos senos familiares y que se arriesga con valentía sobre la moralidad que emana del conocerse alguien una enfermedad terminal. Xavier Dolan sabe más de la vida con 27 años que cualquiera de los presentes en aquella mañana de Cannes en la que fue abucheado junto a su película, pero quizá duela tanto saber eso, que es mejor callarlo que aceptarlo.


Por Jesús Sánchez Aguilar
@JesAg_


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