'Mi papá es un gato' - Sonríe, que pagan (bien)
Es complicado no sentir lástima por Kevin Spacey mientras uno ve 'Mi papá es un gato'. Uno, acostumbrado a verle en los últimos tiempos dando vida a alguien tan como Francis Underwood, se pregunta qué habrá hecho como para merecer esto... en qué clase de lío se ha metido como para verse abocado a participar en una película así. Claro que la inercia nos confunde, probablemente, dado que es muy posible que dentro de unos años el susodicho se refiera a ella de la misma manera que Michael Caine se refiere a 'Tiburón: La venganza': "La película no la he visto, y dicen que es espantosa. Pero la casa que me compré con mi sueldo sí la he visto, y es preciosa".
Las cosas como son... ¿quién recuerda a Michael Caine por su participación en películas como 'Tiburón: La venganza' o 'En tierra peligrosa 2'? ¿Acaso Robert De Niro no sigue siendo el protagonista de 'Taxi Driver', 'Toro Salvaje' y demás aún a pesar de su reciente participación en multitud de producciones de dudosa moralidad? La carrera de Spacey posiblemente tampoco se verá afectada, su cartera sí.
Y aquella frase de Caine resume a la perfección 'Mi papá es un gato', una producción de corte familiar que certifica que la carrera del otrora prometedor Barry Sonnenfeld está completamente muerta, por si alguien no se había dado cuenta todavía. Como virtualmente muerta se presenta esta, repito, producción de corte familiar que no supone nada nuevo bajo el sol, suerte de refrito con olor a déjà vu de un millar de producciones similares que se vale de un esquema harto previsible, timorato y conservador que no altera ni un ápice.
La sonrisa de Christopher Walken, y ni una vida en peligro.
Siempre sobre esa fina línea que separa la vergüenza propia de la ajena de manera desconcertante por cuanto puede llegar a ser... ¿distraída?. 'Mi papá es un gato' carece de interés alguno como la película que no sería ni en siete vidas, sin que como producto de corte familiar -maldición, van tres- encontremos ningún otro argumento a su favor, de peso, que no sea lo inofensivo de un visionado del que a decir verdad, se sale con vida. Sabe qué es, y sabe a qué va, y cuando se trata de uno más uno la suma es cosa nuestra: todo está en tener claro a lo que vamos nosotros.
Bueno, y también en si preferimos invertir en nuestra casa o en la de los demás. Así cualquiera sonríe...
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Nosotros pasamos un rato agradable, aunque pensándolo fríamente es cierto que la película es bastante simple y deja mucho que desear. Al menos el aprobado creo que se merece. Un 5,5.