'El matrimonio Loving' - La encomiable discreción de la letra a pie de página
Es curioso que con poca diferencia se estrenen en México dos películas tan profundamente norteamericanas basadas en hechos reales, y ambientadas en la misma época, que hablan sobre lo mismo de manera tan diferente como 'Talentos ocultos' y 'El matrimonio Loving'. Tan diferentes, como a la vez lo son sus resultados y el impacto que causan en un espectador que, como suele ser costumbre, y por desgracia, es más que posible que preste atención al charlatán en lugar de al que le habla desde el corazón. Que la historia nos ha enseñado lo que aún no hemos aprendido.
Esta es la diferencia fundamental entre una y otra, o al menos lo parece: Mientras 'Talentos ocultos' doblega por completo la historia a su mensaje, emanando así de ella un claro aroma a cartón precocinado, 'El matrimonio Loving' hace justo lo contrario, permitiendo que de la narración de una historia, sencilla pero muy apañada, se puedan extraer una serie de reflexiones. La diferencia no está solo en la manera de hacer partícipe al espectador de un mismo mensaje, sino también en algo aparentemente tan trivial para sobrevivir a tu propia existencia como es un sentimiento.
Cualquiera, sin más que su intuición, pensaría que Loving es un título oportunista en lugar del apellido de su pareja protagonista. Oportuno, que no oportunista... que eso se lo dejamos a títulos como 'Talentos ocultos'. Oportuna es la habilidad de Jeff Nichols para deslizar un mensaje, ya que estamos y no como si fuera un parásito, entre los pliegues de lo que no deja de ser, con la misma discreción con la que suena, un sencillo relato de amor. "Dígale al juez que quiero a mi mujer" asegura Joel Edgerton, resumen perfecto de la discreción de una película igualmente... ejem, discreta.
Los Loving no buscan ni persiguen ninguna causa, tan sólo estar juntos. Que a su alrededor, casi siempre fuera de plano, se desarrolle algún tipo de batalla por los derechos civiles es una suerte de casualidad. Los Loving son gente humilde, y normal, que no persiguen más que llevar una vida humilde, y normal, con los suyos. Y el filme de Nichols viene a ser lo mismo, un filme que en su discreción encuentra su humanidad, permitiendo de paso que el público extraiga de su "normalidad" las reflexiones que considere oportunas en virtud de su raza, sexo o condición. Si puede, si quiere.
Así de discreta... en lo bueno y en lo malo, en la salud y en la enfermedad. Un arma de doble filo por cuanto su contención y sobriedad, por cuanto esa discreción tan pulida que no escapa del todo, aunque sea por momentos, a ese aroma a formulario tan del gusto de la Academia, corren el riesgo de sumirla en esa misma discreción ante los ojos de un público acostumbrado a los voceras, charlatanes y demás acaparadores mediáticos, por más que alejarse precisamente de lo grandilocuente, el discurso y lo evidente sea lo que la permiten crecer, y a su vez, sobresalir.
De una educación y madurez encomiables, con ella Jeff Nichols consigue no sólo su obra más redonda, también su obra más accesible. Quizá sea porque como el buen artesano que promete ser, confía plenamente en una pareja encarnada por Joel Edgerton y Ruth Negga de la que, ya sean juntos o por separado, emana una autenticidad y honestidad inquebrantables... a diferencia del aparente postureo de 'Talentos ocultos'. Y es que tras ver 'El matrimonio Loving' uno siente que no le han vendido nada, salvo lo envidiablemente sano y fuerte que era lo que fuera que uniera a Richard y Mildred.
Que se apellidasen Loving, no más que una casualidad (muy oportuna, que no oportunista).
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Le doy un 6.
Me gusta el tipo de cine que hace Jeff Nichols pero es cierto que esta vez no se desmarca demasiado de lo visto en otras historias similares, lo que me mata es que prefieras 'Figuras Ocultas' que es la típica película hecha de cara a la galería.
Será por su tono cómico