Tras salir de la cárcel, Román (Jorge Enrique Abello) llega a un hotel en una playa perdida del caribe colombiano para cobrarse su parte del robo por el que cumplió condena. Su antiguo cómplice, el dueño del hotel, le da menos de lo que esperaba, entonces Román decide instalarse ahí con la intención de presionarlo hasta obtener más. Todo sale mal. El botones entra a su habitación y le roba el dinero, Román atribuye el robo a dos turistas españolas con quienes pasó la noche, y en su intento por recuperarlo, una de las chicas acaba muerta. Poco después llega desde España un detective enviado por los padres de la turista. La investigación tropieza con demasiados obstáculos, porque todos en el hotel tienen algo que esconder, pero consigue sacar a la luz una serie de secretos y conflictos que se mantenían latentes, y que pronto estallan en distintas direcciones. Mientras el detective se acerca y se aleja de la verdad, en un vaivén dominado por el azar y por las oscuras conexiones entre huéspedes y empleados, el precario equilibrio del hotel se ve totalmente sacudido, y en determinado momento a la muerte de la turista le sucederán otras muertes, que acaban por desorientar la investigación y convierten el apacible ambiente de veraneo en una pesadilla.