La parejita, además de representar el Edipo con una eficacia que no se veía en tiempos de Buñuel, son el epítome del narcisismo esteta del que parte NWR para enfocar lo alarmante de su importancia y relevancia actuales (presente hasta en el fandom que adora y rinde culto a la iconografía de series como "Narcos") en el sistema. En ningún momento se plantea tratar sus posibles taras como punto de crítica porque anularía su valor puro dentro de lo que simbolizan comportándose como, nunca mejor dicho, figurantes de un sueño perpetuo de publicidad de gafas de sol. 

Es justo como ha dicho Wancho, parte de su estilo, de su arte (convezca más o convezca menos), y lo asocia a una amoralidad muy concreta (distintiva y deudora de The Neon Demon, para mí su mejor obra hasta la fecha) que integra dentro del universo de la serie (también amoral a su manera y en su mayor parte). Y en el caso de ella, como santo y seña aparentemente ambiguo de un tipo de radicalismo fruto de la circunstancia y/o tipología sexual que encaja en esa (tan acertada) e inesperada descripción de Malone sobre el apocalipsis. Sin duda lo mejor de esa última media hora de espectáculo (redondeándolo como el espectáculo del año que realmente ha sido), y personalmente un regalo para los que ya flipamos con ella en la de 2016. Prácticamente un homenaje a lo que es capaz de ofrecer como actriz limitándose a bailar, mirar el portátil o... darse gusto XD XD